Cosas de Reyna

Estructuras municipales


Fotografía tomada de Google.com
Como cada tres años, la pregunta resurge: ¿Cual es la estructura funcional - jerárquica municipal que habrá de existir acorde con el nuevo estilo de gobierno? Me refiero desde luego a la estructura administrativa de apoyo al ayuntamiento, considerado este como el máximo órgano colegiado compuesto por presidente, síndico y regidores.

Es un tema discutido pero pocas veces materializado en hechos que indiquen que las estructuras se hayan adaptado a los planes. Más bien ha sido al revés: se han adaptado los planes a las estructuras, incluso si son esquemas obsoletos. No sé hasta qué punto esto haya contribuido al éxito o no de aquellos. En la práctica, básicamente cada trienio amplía el aparato gubernamental municipal sobre todo en puestos de confianza que por alguna extraña razón terminan -muchos de ellos- siendo catalogados como de base, haciendo difícil -que no imposible- un despido de sobre todo por cuestiones económicas de finiquitos. Al menos así ha sido la historia.

Cuando se planea la apertura de nuevas dependencias resulta indispensable definir no solo su pertinencia primero y después su competencia, sino también la organización interna y funciones de cada cual, el carácter de los cargos, sueldos, salarios, costo por operatividad y costo-beneficio, entre otras cuestiones de vital importancia que se suman a las de las ya existentes, con impacto directo al presupuesto y a la nómina y en general, al grueso del grupo de funcionarios y empleados que integran la burocracia. Por desgracia pocas veces es así y se termina otorgando cargos a los colaboradores de campaña que resultan ser no necesariamente los más capacitados, amén de alguno o alguna otra.

También es posible que una vieja estructura interna de alguna dependencia ya no sea necesaria o bien haya cumplido su misión en forma definitiva.  Sucede en todas partes y aquí no es la excepción pero ante la falta de conocimiento o interés la más de las veces, continua en operatividad muy dudosa pero con costos muy ciertos en lugar de reestructurar o asignar funciones nuevas que son vitales para el municipio sin tener que contratar a más personal. Existen variadas formas legales y laborales que permiten hacerlo sin socavar derechos de los trabajadores. Se insiste en que nada es imposible si se tiene bien definido lo que se quiere hacer y cómo hacerlo en aras de mejorar el servicio público sin lesionar los indicados derechos sobre todo los de los empleados de base.

En suma, una estructura administrativa funcional, acorde a los cambios tanto legales como sociales y políticos, no puede permanecer rígida o estática considerando las cada vez mayores cargas traducidas en responsabilidades que se generan en torno a la figura del municipio y sus autoridades locales frente al estado y la federación.

De ahí que las nuevas administraciones (ayuntamientos) estén llamadas primero realizar un análisis minucioso de la organización interna de cada dependencia en la que se defina con precisión los puestos y funciones  en relación a las capacidades técnicas indispensables para ocupar tales cargos y en su caso, tener claramente documentada la cantidad de plazas de base y de confianza que verdaderamente se requieren, con especial énfasis en erradicar la duplicidad de tareas que tantas veces se presenta para justificar plazas.  No es esta una actividad menor, ni fácil ni ligera. Se trata de determinar, definir, clarificar y precisar una estructura organizacional técnica y de funciones que coadyuve a la ejecución en lo administrativo de los planes de trabajo. No es hacer trajes a la medida para colocar a tal o cual persona y menos aún utilizarse como medida clientelar en la concesión de plazas y puestos a modo o a capricho. Ha costado y sigue costando demasiado a los habitantes de los municipios. 

 Sin duda es una tarea titánica de escritorio y de campo a realizar, en la que debe primar el conocimiento, la tenacidad y objetividad para hacerlo. Son muchos, muchos años y trienios parchando estructuras municipales, engrosando la nómina y haciéndola cada vez más pesada y lenta, pero sin duda los resultados serán contar con una administración municipal bien engranada, funcional, eficiente y eficaz. Finalmente el cambio que el colectivo demandó y exigió el pasado 1 de julio inicia en las casillas pero se materializa en los hechos administrativos y de servicio público. Empecemos por esto.

Ningún plan por excelente habrá de resultar exitoso si no se cuentan con elementos técnicos, humanos y operativos funcionales y acordes a las exigencias. 

¿Que mejor respaldo puede tener un ayuntamiento decidido y enfocado a realizar sus funciones con capacidad y eficiencia? 

 Bien vale la pena hacerlo.


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