Cosas de Reyna

Judas, el sicario

Fotografía tomada de Google.com


De nombre conozco a muy pocos, poquísimos Judas.  Quizá sea que el apelativo se relaciona con aquel que traicionó a su Maestro por 30 monedas de plata y, temerosos como somos (por no decir supersticiosos para no meterme en berenjenales) se opta por evitar que los hijos carguen con un nombre que el colectivo cristiano considera sinónimo de traidor. Los antecedentes indican que tenía el cargo de tesorero de entre los apóstoles que seguían a Jesus.  Y por ahí empezó la cosa:  robaba el dinero que era destinado a los pobres.   Vaya, vaya. 

La avaricia llevó a Judas a pactar acuerdos  en lo oscurito con los miembros del Sanedrín, un tipo de autoridad colegiada,  para identificar de entre los doce apóstoles quien era el Nazareno. Y no, no se le ocurrió hacer una breve señal, o pronunciar alguna palabra clave, o sentarse a su lado, o cualquier otra que indicara claramente al que siendo su amigo ahora lo traicionaba. Ah no. La señal que escogió fue darle un beso en la mejilla[1] , ritual que ha rebasado tiempos y épocas para posicionarse como una forma más de las muchas caras que tiene el concepto traición bajo determinadas circunstancias y que a la postre derivó en el conocido dicho el beso de Judas.

Algunos de los que llevan por nombre Judas suelen aclarar con alegre voz:  Pero es por Judas Tadeo y no por Iscariote, de acuerdo? como queriendo justificarse.  Y uno sonríe comprensivamente.   Dicho sea de paso, Iscariote deriva de sicarius de la raiz sica, que significa cuchillo corto arma que era utilizada por activistas urbanos de los zelotas/zelotes, grupo violento del judaísmo de su época[2], de esta forma la palabra sicario encuentra su origen en la ocupacion romana en Palestina.  Otra versión indica que Iscariote hace referencia a Kariot o Queriot, pueblo de Judea[3] de donde era originario aquel.

La muerte de Judas presenta dos versiones.  Una, en el Evangelio de Mateo, indica que arrepentido de su traición, busca regresar las treinta monedas y desahacer con ello el trato pero no se le permitió hacerlo. Entonces tira las monedas  y se ahorca.   Por su parte el libro de los Hechos de los Apóstoles refiere que con esas monedas adquirió un campo, buscó un árbol para ahorcarse pero la cuerda que lo sostenía rompe, de tal forma que al caer su cuerpo se reventó.[4]

Apóstol despreciable o persona acomodaticia, sicario apóstol, malévolo con disfraz de virtuoso y sancionado por traicionero, Judas Iscariote representa la malignidad humana en su mas descarnado concepto.

No pretende ni por asomo la presente columna realizar un análisis histórico de tan relevante figura habida cuenta de mis muy limitados conocimientos en la materia.  Son los expertos en el tema los facultados para hacerlo sea desde lo científico o lo religioso.  Modestamente se refiere aquí sobre Judas Iscariote por el comportamiento humano de la traición. 

La historia consigna figuras mundiales que bajo su dominio o poder económico han cometido crímenes contra la humanidad como la esclavitud, el exterminio, la desaparición forzada de personas, etcétera, delitos que son imprescriptibles, lo que significa que pueden ser perseguidos en todo tiempo.  Muchas páginas de historia universal consignan castigos, sanciones o penas que se han impuesto a quienes han cometido aquellas. El círculo de traición-acción-delito-condena-pena sigue su curso.

Los Judas de hoy visten saco y corbata. O falda y tacón alto.  Ocupan cargos públicos, pronuncian discursos zalameros, gustan del photoshop, de las redes sociales, del halago y de las grandes audiencias porque el aplauso será mayor según sus alegres cuentas.  Los Judas de hoy son los de tres neuronas, amantes del plagio, incapaces e incompetentes para al menos desquitar sus emolumentos.  Son Judas con ansia de ser reconocidos como líderes pero que claramente lo son de papel, de boletines y de inserciones pagadas. Judas de distintos tamaños, colores, formas, en el nivel de gobierno o instancia que usted lector, guste.  

Los Judas de hoy visten distintos ropajes a la vez para utilizar el que mas se precise a cualquier hora. Son Judas 24/7. Si la ocasión lo amerita, se asumen intelectuales. O filósofos, o abogados, o académicos, o expertos en arquitectura o en lo que sea, el asunto es pronunciarse sabedor de todo aunque sea hacedor de nada.

Judas que brotan, que se reproducen como la mala hierba porque encuentran tierra fértil compuesta por la ignorancia, el desconocimiento, la miseria y la necesidad humana.  Estos son los apóstoles del mal que practican con singular énfasis el anti-valor traición. 

Toca a nosotros identificar o aprender a reconocer las distintas formas y disfraces de los que se apropian los Judas modernos que utilizan a las personas, a los ciudadanos y sus votos como medio para alcanzar sus fines personales y que han llevado a esta descomposición política que vivimos en nuestro país con el consecuente freno al desarrollo colectivo integral. 





[1] https://www.biblegateway.com/passage/?search=Marcos14%3A43-46;&version=RVR1960;
[2] http://www.etymonline.com/index.php?search=zealot&searchmode=none
[3] https://arqueobiblia.wordpress.com/valoracion-historica-del-personaje-judas-iscariote/
[4] https://www.biblegateway.com/passage/?search=Hechos1%3A17-18;&version=RVR1960;

El respeto al derecho ajeno VS Le hizo lo que el viento a Juárez



Lo imagino gallardo, moreno y de piel curtida por el sol; de recio carácter forjado en parte por sus ideas liberales y otro tanto por las veleidades de lo político. Casi lo observo entrando a la Ciudad de México con el pecho henchido de emoción tras la disolución del llamado segundo imperio (así con minúscula) que encabezó Maximiliano de Habsburgo.

Benito Juarez García, padre del México Moderno, reformador progresista autor del famoso apotegma Entre los individuos como entre la naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.   Se dice que Benito Mussolini, politico italiano fue llamado por sus padres en honor al  mexicano aunque dicho sea de paso, poca honra le hizo a la intención bondadosa de sus padres.

Benito, Benito, ¿qué pensabas cuando escribiste tu famoso Manifiesto? ¿Qué sentimientos albergaban tu corazón y que ideas bullían en tu mente? Acaso la sangre zapoteca que corria por tus venas y el intelecto brillante de abogado y político fueron el acicate para tus luchas? ¿O tal vez te proyectaste a través de tu nombre masónico de Guillermo Tell que -leyenda o no- se niega a reverenciar al poder imperial? Así como lo hiciste.

Benito de todos, Benito admirado, Benito ensalzado por propios y extraños. Benito mío que después de ti no he visto líderes con esa valía y entrega a las causas.  Benito Juárez que inspira, que sin ser perfecto fuiste congruente anteponiendo el hoy tan vapuleado bien común al bien personal.

¿Que pensarías ahora Benito, si supieras que tu frase, tu famoso apotegma que ha sido traducido a cientos de lenguas se utiliza más como pretexto para no hacer ni exigir lo debido sino para justificar no hacer ni decir, ni exigir?

Verás, te explico.  A los mexicanos nos está invadiendo el sopor del aqui no pasa nada aunque pase.  Estamos cayendo en el letargo de la monotonía y el desgano. Escasamente algo nos provoca  reacción y acción. Tal vez sea que el desencanto o la pérdida de fe nos avasalla. La confianza en las instituciones públicas escasamente la merecen.  El abuso, la corrupción, los homicidios, las desapariciones de personas, los desmedidos emolumentos de servidores públicos no nos generan asombro.  Acaso alguna queja pequeña y tímida en redes sociales -luego te explico sobre esto- más para estar a moda o ser parte de lo trending topic.  

El respeto al derecho ajeno ha involucionado, se ha revertido para caer en el abismo de la exigencia al respeto a lo propio aunque el entorno social se nos esté cayendo. Es decir, ¿Cómo te explico Benito, que se exige respeto a lo que en forma irrespetuosa, con dolo, sin capacidad ni competencia se obtuvo?  ¿Cómo te digo que aquella persona que recurre a tu apotegma en muchas ocasiones lo hace para exigir en la mas absoluta arbitrariedad que nadie le pida cuentas?  ¿Que palabras pueden explicar que El respeto al derecho ajeno es la paz se nos derrumba en los hechos?

Creo ver lágrimas en tus ojos cuando escribiste aquel Manifiesto.   Imagino tu mano temblorosa de emoción, tu corazón latiendo apresuradamente tratando de aparejarse con las ideas que traducías pronta y apasionadamente en palabras. Benito, ¡cúanta falta haces ahora!

Por favor no te molestes ni indignes al saber que en ese entendimiento popular que caracteriza a los mexicanos emergió un refrán que incluye tu apellido:  Le/Me  hizo lo que el viento a Juárez, tratando de significar con ello que nada le importa a alguna persona(s) aludidas o señaladas sobre tal o cual situación, conflicto o problema.  Casi es como una frase de inmunidad a la mexicana:  A mí me hace lo que el viento a Juárez. Y con ello se da carpetazo al problema o asunto.  No te ofendas, Benito, te lo ruego. 

Sabrás que tan tristemente célebre frase tiene varias versiones en cuanto a su origen.  una de ellas refiere sobre un ciclón que arrasó las costas de Tamaulipas y entre tanta pérdida de vida y edificios, un monumento a tu persona permaneció intacto. Otra hacen alusión a un mural en el que apareces con el cabello rígido, pese a que la temática del cuadro indican fuertes vientos. Y hay más, pero no abundaré sobre ellas debido a la escasa masa cerebral de los autores.  Vaya! No negarás que con lo dicho es suficiente.

Mira, te daré algunos ejemplos aplicativos de la frase en cuestión pues adivino tu rostro de asombro y estupor:  Sabrás que el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte perseguido actualmente por sus actos de corrupción no ha sido detenido hasta la fecha.  En este caso decimos que la justicia la he hecho lo que el viento a Juárez. Y solo es un ejemplo de muchos más ex.    Otro supuesto es ante las desapariciones de cientos de personas y homicidios habidos en México que siguen sin resolver, pues a los autores les ha hecho lo que el viento a Juárez. Funcionarios  que no funcionan, ni hacen, ni se comprometen, ni cumplen.  Servidores públicos que viven en la ofensiva opulencia; autoridades de discurso y no de hechos ni resultados.  Bueno, a ellos les hace lo que el viento a Juárez las leyes que establecen sus obligaciones.

A los partidos políticos les ha hecho lo que el viento a Juárez la austeridad en la que vivimos los mexicanos.  Ellos no se aprietan el cinturón ni reducen sus escandalosas asignaciones.  A cambio millones de habitantes viven sumidos en la mas extrema pobreza, entre ellos tu querido Oaxaca.  Cientos de diputados -federales y locales- y senadores, gozan (y vaya que sí) prestaciones y beneficios económicos que ni te imaginas.  Claro que muchos nos quejamos y lo menos que habremos de hacer es caer en ese letargo que te comento. Muchos estamos desde nuestros espacios, sea el aula, el área de trabajo o el espacio en que podamos manifestarnos exigiendo lo debido.  Aunque a otros tantos les haga lo que el viento a Juárez.

Así que Benito, como verás, es urgente, impostergable retomar el origen auténtico, bienintencionado, visionario y puro que alguna vez salió de tu alma y de tu mente aquella brillante frase de El respeto al derecho ajeno es la paz y eliminar de tajo y sin contemplaciones la oprobiosa y lapidaria frase  Le hizo lo que el viento a Juárez, cual si fuera amparo o mantra para la incompetencia, la incapacidad y la autocomplacencia.