Cosas de Reyna

Unas nalgadas

La semana pasada mi correo electrónico se saturó con uno que se titula “Carta a Alejandro Fernández”, a través de la cual una bastante encendida Gaby Vargas reclama al cantante por la letra de la canción “Unas nalgadas”. Furibunda arremete contra el hombre y le dice que su canción le parece poco atinada, misógina y ofensiva argumentando que en todo caso, el cantante debió haber tenido sentido común previendo el efecto que una canción popular puede tener en el inconsciente colectivo. En algún párrafo lo tacha de ignorante en el tema. Seguramente que a los ojos de Gaby esto no significa violencia.

La comunicadora alude a la violencia contra la mujer en México y menciona que el tema no es desde ningún ángulo ni divertido ni simpático. A renglón seguido ofrece cifras y datos duros, para concluir con un trágico-referente de enviar ella saludos a la mamá, hermanas, esposa e hijas del cantante.

Quien sabe qué buena samaritana tomó la iniciativa e intituló el dichoso correo como “Apoyemos a Gaby”. ¡Ay! ya eso fue demasiado. Al rato la van a traer de candidata de sabrá Dios que partido o alianza.

No digo que le falte razón a Gaby Vargas. Pero creo que se fue de paso. Tampoco es que desconozca la materia o que pretenda minimizar los efectos que tan deleznable conducta acarrea, que por cierto se ha estigmatizado como aquella que ejerce el varón contra la mujer. Solamente ellos como sujetos activos. ¡Ja!. Habría que dimensionar el concepto correctamente y entender que cualquiera de los dos puede ser sujeto activo o pasivo.

Por supuesto que entré a youtube para escuchar varias veces la polémica letra. Después de repetidas ocasiones, distinguí el timbre de voz y percibí el ánimo del intérprete; la forma en que lo dice no advierte la violencia de marras y pues la verdad sea dicha yo quería esas nalgadas propinadas por Alejandro Fernández. Además al final dice cual velada promesa, que se vale sobar. Más que Mejor. ¡Y que tiene pues! No, de plano estamos perdiendo sentido del humor. Descontextualizamos sin mayor trámite.

Ahora, si de verdad se trata de combatir la violencia intrafamiliar, entonces cómo calificamos en la historia los grandes éxitos musicales que implicarían violencia entre parejas, como la que interpretaba Pedro Infante al entonar “La que se fue” donde afirma que puede comprar mil mujeres. Como viles vacas. O la canción de Jorge Negrete “Juan Charrasqueado” aquel borracho parrandero y jugador que no dejaba flor viva pero que al final una bala atraviesa su enamoradizo corazón dejando claro está, mujeres e hijos llorándole. Mira nada más. Joan Sebastian no se queda atrás y compuso “La mosca muerta”, la que no quebraba ni un plato y se largó con otro bato y por eso es ingrata y falsa. Asi nomas.

Pero somos las mujeres las que más directamente hemos atacado: He ahí a Lupita D´Alessio con aquella canción donde grita a los cuatro vientos que “Usted no sabe ni besar como yo beso…y luego termina diciéndole al sujeto que ni siquiera llega a ser pecado... punto y coma.
Vuelve a atacar la Leona Dormida y advierte al hombre que ya no quiere verlo nunca más, que al "otro" le sobra el tiempo como a ella, que al otro pues también le arde la sangre igual y que por eso se siente tan nueva, tan dispuesta y tan entera. ¡Vamos! Tan mujer de carne y hueso para dar. Ah no pues mira nada más que bonita letra pacifista.

Inigualable la Lupe cuando refiere: ese hombre que ves tú ahí, es un gran necio, un estúpido engreído, egoísta y caprichoso, un payaso vanidoso, inconsciente y presumido, falso enano rencoroso que no tiene corazón. Violencia psicológica pura.

Jenny Rivera tampoco queda atrás. En “La contestada de la Mentada” dice: “ya recibí aquella carta en cual me mientas la madre, vengo a decirte en tu cara que re $#%&/(= a tu madre. Pa que veas que no hay agüite, un palito quiero darte pa que le des de madrazos a la piñata de tu madre. ¡Que es esto??? ¡Y se enojan por lo que dice la letra de Unas nalgadas!

Si Pedro Infante juraba comprar 1000 mujeres -como vacas- Paquita la del Barrio mientras tanto libra cheque al portador al inútil, corriente e indecente. En Hombres Malvados promete capar a los hombres malvados si no se componen. Alejandro Fernández pega con pencas de nopal. Paquita arranca de tajo. No si somos re tranquilitas.

Dejo para el final el himno de tantas mujeres: Rata de dos Patas. ¿Qué mujer cuando anda herida del corazón no canta voz en cuello esta canción? Válgame! Si hasta es terapéutica: Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho… Infrahumano, espectro del infierno, maldita sabandija…alimaña, culebra ponzoñosa, desecho de la vida… maldita sanguijuela, maldita cucaracha. Esta letra casi trae un sello de advertencia: “Cántese solo en casos desesperados y afligidos”. Se aseguran resultados sedativos al instante.
¡Por Dios! No sobredimensionemos las cosas. Mejor tratemos los problemas reales y de fondo del pais. Veamos unas frases de la canción "Unas nalgadas"
Unas nalgadas con penca de nopal,
Es lo que ocupas por falsa y traicionera
Como te amaba que bruto, que animal
Una lección es la que te voy a dar…
Unos rasguños con espina de maguey,
Hoy se me antoja jugar gato en tus cachetes, etc
.

Se le olvidó a Gaby Vargas mencionar que la letra de la canción inicia con un sarcasmo: “Permiso, permiso, permiso, no los vaya a lastimar con los cuernos". Se burla pues de él mismo y a partir de ahi marca la pauta de toda la vapuleada pieza musical. El intérprete, al final, promete echarse un gargarismo con tachuelas y aguarrás para borrarse los besos de la falsa y traicionera.

Por eso insisto en que no veamos problemas donde no los hay. O si ya de plano se insiste en lo de ofensivo y misógino de la pieza, entonces hagamos cuentas por género de tantas y tantas canciones donde el hombre reclama a la mujer en diversos tonos y estrofas; o contemos también las veces en que las cantantes tiran hasta con la cubeta a ellos. ¿Quién se atreve a empezar?

En suma, creo que lo que sí se vale y debemos defender a ultranza es el respeto muto. Una canción no nos hace +/- mujeres ni +/- hombres. Lo que nos forma son los valores, la enseñanza y el respeto. Enojarse a conveniencia por género, es decir: me enojo cuando me insultas porque me debes respeto como mujer; pero si yo te ofendo no es tal, representa una falsedad cuya práctica vivimos en distintas formas: en el hogar, en la escuela, trabajo, pareja, etcétera. Romper estos vicios es impostergable. Es cuestión de dar el primer paso.
En suma, este dudoso conflicto que ha provocado Unas nalgadas le genera grandes beneficios promocionales/económicos a Alejandro Fernández como bien menciona Gaby Vargas. En mi particular opinión, debe verse a la luz de un concepto que es muy nuestro: la picardía popular mexicana.


Jubilados

El concepto jubilar, proviene del latín iubilare que significa dar gritos de alegría. Difícilmente los jubilados en México se encuentran en ese estado.

En nuestras familias por lo general existe un jubilado o cuando menos conocemos a alguien que se supone, debe gozar de una pensión que le permita vivir dignamente. Un jubilado representa toda una vida dedicada al trabajo. Quienes aun no alcanzamos a llegar a esa etapa, tenemos la obligación moral inmediata no solo de exigir al gobierno una oportuna atención sino además, que instrumente políticas públicas que alcancen para todos los que se encuentran en esta situación.

Es verdad que de un tiempo a la fecha existen algunos programas importantes pero es claro que son insuficientes. Ejemplos abundan: ¿Quién no ha visto a un anciano pedir limosna, recogiendo basura, aluminio, periódico, limpiando jardines, etcétera? Entonces ¿Dónde están esos programas de gobierno que se supone debe alcanzarlos? Son en síntesis, los jubilados que el gobierno ni quiere ver ni busca atender. Son los de segunda y de tercera.

Ser jubilado en México, no es en definitiva, una etapa placentera ni motivante, Las personas de la tercera edad injustamente son consideradas como faltos de productividad, aunque ni siquiera nos pongamos a razonar cual es el justo momento de cese de esa etapa. Creemos que ser jóvenes o adultos es garantía de ello. Es la arrogancia plena.

Cultura para todos

Es necesario que las autoridades locales y estatales implementen programas culturales permanentes y con rumbo definido en esta región de Sonora. El fomento a la cultura es una obligación insoslayable que va más allá de desfiles conmemorativos y lunes cívicos.

Si bien las casas de la cultura son entidades que contribuyen a esa labor, lo cierto es que poco se cultivan nuestras comunidades. En México existen municipios que implementan interesantes programas como cine club, bibliotecas interactivas, plazas culturales, círculos de lectura, parques donde se exponen obras de artistas regionales, cafés literarios, etcétera. Un aspecto a considerar es que en muchos lugares se publican revistas educativas donde se dan a conocer las actividades que realiza el sector educativo desde pre escolar hasta nivel universitario. En la mayoría de los casos esta labor la coordinan los Ayuntamientos a través de sus instancias cívicas.

El esfuerzo bien vale la pena.

Para iniciar 2010

En el transcurso de la semana me he preguntado cual puede ser el mejor tema para iniciar este espacio. Busco en mi mente, en las noticias, en diversos medios y ninguno parece ser adecuado o al menos que inspire lo suficiente como para traducirlo en palabras.

Quisiera empezar con algún tema que no fuera precisamente de política. Quisiera decir que este año, como ha sucedido con los otros, lo iniciamos con renovado interés en cuestiones de índole personal y profesional. Pero resulta que el despertar del primero de enero de 2010 no cambió a México y menos aún a sus políticos, de perdida a los que nos urge que cambien o se vayan ya de plano del escenario tan intrincado que tenemos en el país. Resulta que miles de mexicanos siguen, a pesar de sus esfuerzos, sin tener ocupación. Trabajo. He ahí la esencia y dignidad de toda persona: Mientras haya esa enorme cantidad de personas sin empleo, no podremos decir que avanzamos. Millones de mexicanos sumidos en la miseria y que no ven para cuando acabe. El discurso de inicio de año que pronunció Calderón el pasado 6 de enero, a manera de mensaje a la nación, no alcanzará para alimentar familias o mitigar su desesperación.

En efecto, el inicio de 2010 no pinta nada bien. Máxime que al presidente Calderón se le percibe sin rumbo… y sin equipo de trabajo, situación ésta ampliamente conocida. A pesar de que debiera hacer cambios en su gabinete, no lo hace. A pesar de que debiera tener liderazgo en estos tiempos tan difíciles, carece de él. No sabe manejar su imagen tal vez porque en el fondo sabe que no hay un sustento real que nos permita a los mexicanos al menos, tener lo que siempre tenemos y que es un paliativo mexicanísimo: esperanzas. Difícil.

¿Qué le está sucediendo a Calderón? Es verdad que las circunstancias de su mandato presidencial son en extremo distintas a las de otros sexenios. Secuestros, asesinatos, narcotráfico, inseguridad pública, son los grandes temas de la sociedad. Los legisladores siguen en su pleito sabido y consabido donde cada cual quiere exhibir al otro como el malo. Por lo mismo, lo distinto implica soluciones diferentes, pero no se vislumbran.

Pero no hay que preocuparnos demasiado. En su mensaje a la nación, el presidente Calderón afirmó que el 2010 será el año de la recuperación económica.

Bien pensado, ya antes nos han embarullado con frasecitas por el estilo:
Defenderé el peso como un perro. José López Portillo
Miremos al futuro con optimismo y seriedad. Miguel de la Madrid
A los desposeídos les pido perdón. Otra vez Lopez Portillo

Vicente Fox tuvo frases genialmente absurdas. Joyas del lenguaje foxista, como cuando dijo que el Cura Hidalgo fue un promotor de la micro y pequeña industria.

Que mas dá entonces que Calderón diga que el 2010 será el año de la recuperación económica.

Se requiere mucho mas que discursos para salir del bache y mas acciones que estrategias. Maquiavelo afirma que Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento.

El gobierno mexicano bien haría en considerar esto y actuar en consecuencia o se cumplirán los vaticinios del poeta británico Lord Byron: Apenas son suficientes mil años para formar un Estado; pero puede bastar una hora para reducirlo a polvo.




Relaciones tóxicas.

Se dice que una relación tóxica es aquella que produce más pena y desdicha que placer. Donde existe poca alegría y escasos buenos momentos. En la que una o ambas partes se desdibujan como personas en aras de mantener aunque sea una armonía ficticia, irreal pues.

Yo creo que la sociedad y el gobierno estamos inmersos en una verdadera relación tóxica y lo peor es que no se ven luces por ninguna parte.

Veamos las características más destacables de una relación tóxica pero a partir del binomio sociedad-gobierno mexicano:

Baja autoestima. A pesar de que nos antecede la independencia y la revolución mexicana, no hemos todavía asimilado los ciudadanos el real sentido y papel que jugamos en una democracia. Somos y debemos ser protagonistas, no subalternos de nadie. Nos liberamos del yugo español y superamos la dictadura porfirista solo para caer en la inercia colectiva, donde pocos nos siguen dirigiendo a su contentillo, aunque ahora validados a través del voto popular. Gran avance ¿eh?

Hemos ido generando una conducta del “ya ni modo” y del “no se puede” como si fueran credo. Políticos pobres de actuar y escasos de inteligencia son nuestros representantes. La consecuencia natural es entonces que tengamos mediocre administración pública y desastroso gobierno. Atletas que se quedan en el “ya casi” o en la fatídica frase de “lo importante es competir”. No Señores: lo importante es ganar y hacer; destacar y desarrollar; crecer y ser. Ya basta de medias tintas.

Adjudicarse el rol de víctimas. ¡Claro! Que no falte el “no es mi culpa” o el “todo lo malo me sucede” Erramos al seleccionar a nuestros gobernantes y luego nos quejamos de ellos. ¿Quién nos entiende? La memoria colectiva falla a la hora de decidir por quien habremos de votar. Se nos olvidan agravios sociales como secuestros, narcotráfico, robos, homicidios sin resolver, culpables nunca jamás encontrados. Pura burla social. Somos víctimas y a la vez escogemos “pareja” en este caso gobernantes, con la vana esperanza de cambio. Culpamos al gobierno de todas nuestras dolencias sociales como si no tuviéramos una parte de esa responsabilidad.

El imperioso deseo de sentir cariño, a costa de lo que sea. Por historia, los mexicanos hemos tenido apegos sociales colectivos (por la razón que fuere). Primero estuvimos bajo control de la corona española por tres siglos, luego, durante el porfirismo caímos en la inercia del gobierno que si bien hubo progreso, las desigualdades sociales y económicas eran lacerantes.
Como que nos cuesta mucho trabajo destacar por nosotros mismos. ¿Y ahora? Ahora dependemos de Estados Unidos, del Tratado de Libre Comercio, de los Diputados, Senadores, del Gobierno mismo pues. Puros amores perros. Pero ahí estamos: Nos dejamos llevar por la palabra fácil, por el discurso encendido del candidato (a) aunque diga barbaridades e incoherencias y no sepa ni siquiera lo que es un plan de desarrollo municipal o estatal o federal. ¡No importa!. Son romances venidos a menos.

La inercia/aburrimiento. No es que nos hayamos aburrido de esta relación que mantenemos los ciudadanos con el gobierno. Lo que sucede es que hemos caído en inercias que nos envenenan a presente y a futuro. Esta relación tóxica es la causante de la profunda crisis política que vivimos derivada de una dudosa democracia, del escaso liderazgo de los gobernantes, del habernos de alguna manera, acostumbrado a la medianía. Sobrevivimos a retazos que se les denomina trienios y sexenios: No hay planeación a largo plazo. No hay un proyecto de nación al que todos contribuyamos. El rumbo se marca por acontecimientos fortuitos. La existencia colectiva se define por el trienio de zutano o el sexenio de fulano. ¡Valiente plan de vida en común que tenemos!!

El miedo a desarrollarnos por nuestra propia cuenta. La pregunta obligada es ¿y qué tanto hacemos cada uno de nosotros por tener un país mejor? Nos cuesta mucho tomar las riendas y asumir responsabilidades. Al final preferimos dejar que otros decidan y hagan. Somos acérrimos críticos de los que hacen y dicen. De los que realmente se comprometen en sus proyectos. Es fácil descalificar pero no nos permitimos ser parte activa de las decisiones de gobierno. Si nos parece inadecuado el actuar de las autoridades, estamos obligados a señalarlo. Si el proceder del gobierno es incorrecto, digámoslo. Callar es consentir. Consentir es condenar a las comunidades al retroceso. Ni los presidentes municipales ni los gobernadores ni ningún otro gobernante de elección popular debe tener manga ancha: La sociedad somos el contrapeso.

¿Qué hacer?
Ya no más esta relación tóxica que tenemos con el gobierno. Cansina y pesada. Que abruma y lastima. ¿Como erradicarla? No hay fórmulas mágicas.

Sucede que seguiremos atrapados en ella mientras no queramos asimilar que la respuesta está en nosotros: en aceptar que únicamente como Sociedad podemos romper ese círculo vicioso en el que estamos. Si queremos gobernantes que cumplan con su tarea, debemos primero ejercer la nuestra con particular cuidado: seleccionar con madurez cívica mediante el voto a personas líderes que cuenten con el perfil y los conocimientos necesarios para dirigirnos.

Ya no más gobernantes elegidos a partir de su cara bonita o su amplia sonrisa. O por la encendida arenga pronunciada en las campañas proselitistas.
Las relaciones inician –en estos casos- apenas reciban constancia de mayoría. Para bien o para mal, habremos de convivir con ellos durante su lapso constitucional. Tres o seis años en relación tóxica que un día nos aman y otro ni se acuerdan de que existimos como sociedad. O que nos dirán que se sacrifican por nosotros y que al final solo nos utilizan o nos engañan. Es el canto de las sirenas.

En tanto no marquemos límites, el gobierno seguirá dando tumbos, sin atender el reclamo social y con absoluta carencia de un liderazgo tangible. Como siempre, intentará seguir disfrazando esa falta mediante discursitos de escritorio y alguna que otra frase de utilería, para beneplácito de quienes aún quieran creer.

Como sucede en cualquier relación tóxica.