Cosas de Reyna

Otros vientos para el endeudamiento municipal

Foto tomada de Google.com
El nivel de endeudamiento de las entidades federativas y municipios es tema que debe ocuparnos en forma permanente.   La historia relata -en contrario-  que es hasta que han concluido las administraciones públicas cuando la ciudadanía  da paso al interés, al conocimiento, al asombro y en mayor cantidad, a las decepciones por los malos ejercicios financieros. Las deudas públicas estatales y municipales se han ido heredando sin que ninguna autoridad se haga responsable de ella y en todo caso se  ocupan en hacer énfasis sobre la elevada cartera vencida recibida al inicio de sus funciones.  El siguiente paso ha sido  un mayor endeudamiento para estar en capacidad de atender las necesidades de la población.  El círculo parece no terminar nunca.

Aunado en gran medida a la anacrónica opacidad en las finanzas públicas, el problema de los altos niveles de endeudamiento tiene su origen tanto en factores estructurales como en aspectos políticos que sustancialmente han sido los que definen la contratación de la deuda pública.    La recaudación-ley es medianamente aceptable en tanto que la deuda pública, si bien es una herramienta útil para financiar proyectos y planes de interés general, lo cierto es que el abuso, la ineficacia, el desconocimiento y la falta de una adecuada planeación acarrean  problemas económicos en el mediano y largo plazo.  Hoy por hoy el endeudamiento de los estados y municipios representa el 3.1% del PIB.[1] Según cifras de la  Secretaria de Hacienda y Crédito Público, el 51% de la deuda municipal está con la banca comercial; 42% con la banca de desarrollo y el restante con sociedades financieras de objeto limitado y objeto múltiple.

Algo está sucediendo.
Con mucho, cada municipio encierra una historia financiera que necesariamente impacta tanto a la presente como a las siguientes administraciones.  Cada una con  haceres distintos, capacidades diversas, y formas particulares  de administrar la cosa pública.   Los informes de gobierno relatan las inversiones en obras, infraestructura y cuestiones sociales pero escasamente brindan resultados que impacten en indicadores para la mejora de la gestión.  La utilización de indicadores como  herramienta indispensable para un primer diagnóstico del grado de atención/desarrollo de un municipio, permite instrumentar un plan de mejora con enfoque preciso y por ende, con recursos financieros debidamente justificados,  pero a pesar de sus bondades, la reticencia gubernamental principalmente de los municipios sigue en pie aunque no por mucho tiempo ya que la ley en comento  exige que todo plan de desarrollo estatal y municipal se base en objetivos, estrategias e indicadores de desempeño que sean cuantificables y medibles.  Quien esto escribe tiene años pugnando porque así sea y en diversos foros hemos establecido la pertinencia de hacerlo.

Por eso y más se recibe con sumo beneplácito la Ley de disciplina financiera de las entidades federativas y los municipios, promulgada el pasado 27 de abril por el Presidente Enrique Peña Nieto.  Esta nueva norma brinda mucha tarea a las administraciones gubernamentales quienes obligatoriamente  deberán asumir nuevos comportamientos porque establece reglas de disciplina hacendaria y financieras que van en pos de gobiernos responsables, transparentes, eficaces y eficientes en el manejo de sus recursos.

Entre otras cosas, de manera novedosa se establece el Sistema de Alertas que a partir del mes de abril de 2017 estará monitoreando los riesgos de endeudamientos en tres niveles: sostenible, en observación y elevado, con restricciones y candados muy específicos para evitar el sobre endeudamiento, obligando además a suscribir convenios de responsabilidad hacendaria.   Se regula la contratación de deuda y obligaciones al menor coste financiero con obligación de publicar en portal oficial la contratación de deuda -entre otros aspectos- así como  definir y publicar con claridad y precision los beneficios que se alcanzarán con la deuda contraída.

La novel ley define la existencia del Registro Público Único para inscribir y transparentar los financiamientos y obligaciones; tratándose de deuda a corto plazo, ésta se deberá pagar antes de tres meses  de finalizar la administración en turno en tanto se prohíbe la contratación de nueva deuda durante el mismo lapso final.   Los pesimistas dirán que el popular y conocido año de hidalgo se reduce a nueve meses.

En el caso de las iniciativas de Ley de Ingresos y proyectos de Presupuesto de Egreso que anualmente deben presentarse ante los congresos locales (para su aprobación se requerirán las 2/3 partes del total presentes)  existe obligación de  cumplir algunos requisitos como es el estar basados en el plan de desarrollo estatal y federal,  establecimiento de indicadores  de desempeño –como arriba lo mencionamos-  tomar en cuenta los Criterios de Política Económica de la SHCP a fin de que tenga concordancia con las normas fiscales relativas a entidades públicas, inclusión  de resultados presupuestarios de los últimos tres años y el del ejercicio fiscal en cuestión,  estudio de pensiones de los trabajadores municipales, proyección de finanzas y otros tantos mas que advierten en suma, que los  ayuntamientos  dejan de ser  entidades  recaudatorias domésticas y de recepción de recursos vía estatal o federal  para transitar hacia un modelo gubernamental que responda con eficacia y eficiencia en resultados medibles que verdaderamente indiquen consistencia, crecimiento, congruencia, constancia y desarrollo sostenible.





[1] http://www.gob.mx/shcp/articulos/

El nuevo imperio



Fotografía: Google.com

Fue el 15 de mayo de 1867 cuando el ejército republicano aprehendió a Maximiliano de Habsburgo en Querétaro -la mal llamada Nueva Capital del Imperio- para dar fin a ese segundo capítulo de intervención francesa y motivo suficiente para que a partir de 1918 mediante decreto legislativo firmado por  el presidente Venustiano Carranza[1]  se declarara como fecha conmemorativa del día del maestro.  Para la UNESCO[2] el dia mundial del maestro es el 5 de octubre.

Pero vamos, quiero suponer  que Don Venustiano pensó que solo con  un pueblo culto sería posible una vida libre y soberana,  en el que la educación fuera el principal bastión al cual asirse como país intelectualmente capaz y que  en todo caso el imperio que seguía era el de la educación...

Si existe un tema ampliamente analizado y discutido a saciedad es el de educación.  Desde todos los puntos de vista posibles, desde todos los ángulos, desde todas las perspectivas a presente, pasado y futuro.  Y seguimos en la ruta.   ¿Hasta donde hemos llegado?  Mucho habría que hablar al respecto.  Estamos inmersos en la vorágine de la enseñanza con calidad, afanados en elevar indicadores de retención, equidad de género, de egreso y otros, en tanto que muchos profesores siguen pensando que enseñanza y aprendizaje son conceptos iguales.  La calidad es mucho más que números y estadísticas.  El concepto calidad educativa arropa a todos los actores sociales pero principalmente a los profesores, estudiantes, autoridades y padres de familia.  Si bien la reforma educativa aborda temas que durante décadas han sido espinosos como lo son la contratación por oposición, evaluación docente, administración de personal, entre otros, lo cierto es que deja con cierta palidez el modelo educativo en general. Siguen sin respuesta las ya añejas preguntas sobre el tránsito académico de primaria a secundaria, preparatoria y universidad. ¿Cumplen con los requisitos mínimos para acceder al siguiente nivel? ¿Conoce el profesor de primaria los retos que habrá de enfrentar el estudiante en secundaria y el de ésta el de preparatoria y el de aquí respecto a los estudios superiores?  Académicamente esta complejidad sigue sin atenderse adecuadamente.  Pareciera que el sistema educativo no es sino un conjunto de círculos que no se tocan.

Cada vez que entro a redes sociales y leo comentarios/redacciones de algún profesor(a)  que sin recato suelta sus dedos sobre el teclado destruyendo lenguaje y reglas ortográficas mínimas, pienso si acaso no estaremos devaluando en los hechos y en el aula lo que tan caro está costando social y académicamente.  Planes y programas de estudio empobrecidos, sin retos que asumir por parte de los  estudiantes ni de los maestros.  Cumplir sin obtener mayor conocimiento. Cumplir porque se debe hacer. Cumplir o medio cumplir, da igual sea por comodidad o porque el equipamiento y las condiciones de la escuela son precarias. 

Hace poco tiempo una maestra de primer año de primaria tenia a un estudiante debajo de su escritorio como castigo por ser sumamente inquieto.  El pobre infante día tras día llegaba al aula y más tardaba en sentarse en su pupitre que en ser sancionado de aquella forma.  Ejemplos alarmantes como este abundan tanto como la nula actividad del Estado para  atender estudiantes con capacidades intelectuales superiores que al final son  etiquetados como problemáticos solo para salvar el escollo. 

Por otro existen profesores que van más allá del simple deber.  Verdaderos maestros que van por la vida compartiendo su aprendizaje, motivando, haciendo, construyendo; ellos  por fortuna, son los que van acrecentando las filas del magisterio que se precia de serlo.  Los veo estudiando, preparando clase, su conversación gira en torno a sus estudiantes y el desempeño de éstos. Son ellos los que están edificando el nuevo imperio a partir de ciudadanos con un aprendizaje congruente dentro de  la Sociedad del Conocimiento  tal como lo definió la UNESCO al indicar que es necesario propiciar el aprendizaje permanente y la construcción de las competencias adecuadas para contribuir al desarrollo social, económico y cultural de la sociedad.

Pienso que mucho podemos hacer desde las regiones y municipios.  Una adecuada organización  que incluya los distintos sectores educativos, en una coordinación  que responda a lo que como comunidades deseamos, establecido en un plan de desarrollo educativo integral es el camino que puede brindarnos espacios de vida comunitaria de mayor nivel en todos los ámbitos.  

 Lo que  inquieta y preocupa es que la calidad de la enseñanza dependa con mucho más de un acto de voluntad del profesor y de su actitud al trabajo que de un sistema con reglas claras y estructura suficiente para brindar soporte a una educación de calidad.  










[1] https://www.sep.gob.mx/es/sep1/15_de_mayo
[2] http://en.unesco.org/themes/education-21st-century

Vialidad municipal







Foto: Google.com

Uno de los temas que ha ido adquiriendo relevancia en los municipios es el sistema de vialidad. Se ha tornado punto de conversación y discusión cotidiana de los habitantes en las que sus opiniones versan sobre  la cantidad de altos, semáforos, nomenclatura de calles y avenidas, cantidad de vehículos en circulación, transporte urbano, espacio para tránsito de bicicletas, sentido de las vialidades entre otros tantos.

Hace veinte años este rubro no era principal ni cuestión de agenda para los gobiernos.   Si acaso hubo alguna que otra administración municipal o estatal que dio énfasis al asunto pero igual fue de temporal o de proyectos de corto alcance.   Lo cierto es que diversos focos rojos se están encendiendo y no precisamente los de los semáforos que en tantos municipios son estructuras huecas, sin uso, como fantasmas de lo que fue o reproche permanente de lo que no ha sido. 

La vialidad de un municipio es el libro abierto del orden que guarda un ayuntamiento porque la calidad de vida de los habitantes se ve con mucho reflejado en aquella.  La movilidad de los ciudadanos es cada vez mas compleja.  Se requiere trasladarse al trabajo, dejar a los niños en la escuela, ir a bancos, hacer el super,  acudir a reuniones y atender compromisos de diversa índole que implican ir de un lugar a otro varias veces al día.  Sin darnos cuenta, poco a poco ocupamos más tiempo en trasladarnos. Requerimos  mayor paciencia para soportar baches y topes, éstos últimos bautizados oficialmente con el rimbombante nombre de reductores de velocidad.  Cualquier ciudadano sabe que tomar el volante significa también ser un tanto adivino dado que han surgido altos imaginarios que, en un atentado a la lógica y sentido común, -ya no a la ley- se expone a ser multado de no cumplir con tan debatible obligación.     Ni que decir de la desorientación que causa la falta de nomenclatura en calles y avenidas. 

En la vía pública confluyen varios actores: conductores, ciclistas, peatones, usuarios, pasajeros y autoridad de tránsito. Ante esta diversidad  los municipios deben ser celosos guardianes de la función pública de tránsito, eficaces organizadores y cabales ejecutores de proyectos que garanticen la seguridad de todos.  Así, no es la mayor existencia de patrullas o la alta  asignación de personal lo que hace un mejor servicio, sino la eficacia y la eficiencia con la que desempeñen sus funciones.   Hace poco me encontraba haciendo alto  en zona escolar y observé como el oficial señaló alto a los conductores de vehículos que transitaban por la calle para permitir el paso a niños que salían de la escuela.  Nada tendría de particular lo anterior si no fuera porque el propio oficial evidentemente desconocía su labor y sin orden ni disciplina permitía que los menores cruzaran sin ellos hacer el alto peatonal al que también están obligados.  El ingenuo gendarme se deshacía en exigir alto incluso a automovilistas que ya habían cruzado la bocacalle quienes intempestivamente debieron parar su marcha para dar paso a los escolares  que ni siquiera se dignaron en voltear a sus lados y que tampoco dejaron de jugar al atravesar de lado a lado.   Al final este tipo de actuaciones deja más desorden y menos aprendizaje que fomente las buenas prácticas en la materia.

Existen sí, autoridades municipales que pretenden mejorar este aspecto.  Pero se requiere más que buenas intenciones o voluntades. Se precisa un sistema vial que responda a las necesidades actuales y con proyección a futuro  para un municipio que se precie de estar en la ruta del desarrollo.  Se precisa un sistema adecuado elaborado por verdaderos profesionales y no otro hecho a partir de percepciones, vagas ideas  o de usos y costumbres.  O de aquellos que responden a caprichos de administraciones en turno o de partido político en el poder.  Un sistema como tal debe atender aspectos relevantes como son el patrón urbano, orden territorial, salud y calidad del aire, uso del tiempo, seguridad de los usuarios, costo ambiental, control y regulación del tráfico, entre otros factores que inciden en una red vial sustentable.   En este sentido los ayuntamientos tienen una enorme responsabilidad pro cumplir.


Por otro lado, si la vialidad de un municipio es el libro abierto del orden que guarda un ayuntamiento, la civilidad que los habitantes tengamos frente a aquella es la que habla por la educación que tenemos como sociedad.  Historias sobre estacionarse en sentido contrario, hacer alto  a plena calle incluso con automóviles en fila de circulación, acceder arbitrariamente a espacios para personas con necesidades especiales, rebasar indebidamente, hacer sonar el claxon, gritar improperios, conducir sin ton ni son, o conducir entonado –léase bajo efectos del alcohol- son conductas entre otras muchas que agreden a la sociedad y que provocan una saturación crónica que contamina a las comunidades.