Cosas de Reyna

Ser feminista es elegir lo que quieres hacer



A Nancy Reagan, esposa del presidente de EE. UU., Ronald Reagan (1981-1989) se le atribuye la frase que titula la presente columna. 

Lo anterior viene a colación por la serie de opiniones a favor y en contra del movimiento Un día sin mujeres como parte de la exigencia colectiva de ser escuchadas y frenar la peligrosa escalada de violencia de género. Este movimiento nace en el seno del colectivo feminista veracruzano denominado Brujas del Mar, fundado apenas en septiembre de 2019; afirman no estar ni identificadas ni financiadas por partido político alguno. 

Imagen tomada de Google.com
Como parte de los argumentos que esgrimen para la actividad del 9 de marzo, aseguran que si paran las mujeres, se para el mundo. Convocan a que ninguna ande en las calles, en los trabajos, en las escuelas, en las universidades ni en centros comerciales. Algunas voces han traducido el movimiento en pesos y centavos e indican que el impacto económico será de alrededor de los 26 mil millones de pesos. El asunto, claro está, es que contrario a ello, las vidas que se han perdido por feminicidios y homicidios no pueden medirse en términos monetarios.

Veamos algunos datos básicos que emite la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Una de cada 3 mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física o sexual por parte de un compañero sentimental. En tres de cada cinco mujeres asesinadas, el autor fue el compañero sentimental o un miembro de la familia. Aproximadamente 15 millones de mujeres adolescentes de todo el mundo han sufrido relaciones forzadas en algún momento de su vida. El 72% de todas las víctimas de trata de personas a nivel mundial son mujeres y niñas, en tanto cuatro de cada cinco mujeres víctimas de este delito son utilizadas para la explotación sexual.

La mutilación genital femenina, además de dolor físico y psicológico extremo que puede incluso llevar a la muerte, ha sido practicada en 200 millones de mujeres y niñas de entre los 15 y 49 años en al menos 30 países. La mayor incidencia de esta práctica conocida como ablación se realizó en niñas menores de cinco años.

Las estadísticas pueden presentarse de diversas formas y visibilizan el maltrato a la mujer. Difícilmente podremos transitar hacia la igualdad de género en tanto la violencia en sus diferentes modalidades se siga presentando, lo cual es un verdadero desafío. Un instrumento interesante para implementar por los gobiernos es el denominado presupuesto sensible al género, proyecto desarrollado por la United Nations Development Fund for Women (UNIFEM), Fondo de Desarrollo para la Mujer en las Naciones Unidas. Que los gobiernos incluyan y etiqueten presupuestos sensibles al género los obliga a rendir cuentas de la aplicación efectiva y real en rubros donde así se requiera en el amplio espectro de igualdad de género que incluye el tema de violencia.

Poner fin a la violencia contra la mujer no es cuestión de discursos o de acciones aisladas, aunque todo ayuda si lo ideamos desde una perspectiva de planeación integral. 

La violencia contra la mujer presenta muchas facetas, desde la más extrema y externa, a la más sutil y despiadada. Impide y mutila vidas, restringe la plena realización, causa sufrimiento, destruye la autoestima, provoca miedos, engendra seres humanos empobrecidos mentalmente con fuerte impacto en la familia, en las comunidades y en las naciones. Lastimosamente sus raíces se encuentran en las relaciones estructurales de desigualdad entre el hombre y la mujer, por eso los conceptos de igualdad de género y la erradicación de la violencia contra la mujer son un binomio que atacar desde todos los frentes posibles mediante programas y acciones que sean efectivamente realizables al corto plazo. Más no podemos esperar.

Según datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2019, en México las mujeres son más vulneradas tratándose de delitos sexuales. De cada once delitos sexuales cometidos a mujeres, uno es cometido a hombres. La percepción nacional de las mujeres en relación con la inseguridad aumentó de un 72% en 2019  a un 85% a la fecha. 

En nuestro país, el 66.1% de mujeres ha enfrentado violencia de cualquier tipo, lo que se traducen en casi 31 millones de ellas. Por ejemplo, en 2018 se registraron 3,752 defunciones por homicidio de mujeres, lo que significa que fallecieron 10 diariamente.

Tratándose del delito de feminicidio, un informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública refiere que en el año 2015 se presentaron 411. Para 2019 la cifra varió dramáticamente a 1,006, casi 2.6 diarios en promedio. Es el estado de Veracruz el que mayor incidencia tuvo con 157 feminicidios. Sonora ocupa un lastimoso noveno lugar con 37 y la entidad en la que menos se cometió el delito fue Baja California Sur con 2. 

Así que el movimiento denominado El nueve nadie se mueve o Un día sin mujeres, puede tener variadas opiniones. Podemos responder a la convocatoria y sumarnos a ella o escoger realizar las actividades normales como cualquier otro día. Eso es el feminismo a que aludía Nancy Reagan. Escoger lo que quieres hacer pero agregaría, en el marco del absoluto respeto entre nosotras.

Los números son fríos y van más allá de las palabras. 

No hay que olvidar que para muchas ya no existe el cualquier otro día porque son parte de las estadísticas del homicidio, del feminicidio, de la trata de personas o de la desaparición de ellas.

No hay que olvidar que tenemos el privilegio de decidir hacer lo que otras ya no pueden y que tenemos la obligación de hacerlo con absoluta responsabilidad sin denostar, criticar o mofarse de quienes decidan participar de la forma que deseen hacerlo.

Por las que se fueron y ya no están.