(Para leer un día nublado y lluvioso)
Hace unos días, en amena
charla con un apreciado amigo, conversábamos sobre Pita Amor de quien no
conocía él su obra. ¿Quién es esa Pita Amor? –Me preguntó-. De inmediato procedí a mencionar el trabajo
que esta poetisa mexicana realizó en vida.
Le conté sobre su personalidad y carácter. Amistad de Maria Félix y Frida Kahlo. De Picasso,
Rulfo, Gabriela Mistral y una larga lista de personajes de la época de los
cincuenta. Amiga del alma de Salvador Dalí lo cual no era ni sencillo ni común.
Eran dos locuras en una que estallaban en mil haceres y deshaceres.
-En alguna ocasión escribí sobre
ella- Le dije. -Tampoco leí eso- Me contestó.
Pensé en mi Pita Amor y lo
olvidada que está. Pensé en la Pita polémica, en la Pita graciosa, irreverente,
culta, atrevida. A ella, con los honores
máximos a esta musa y poetisa mexicana y para mi amigo que ahora sí está
completo –le dije en tono de broma-culturalmente hablando, dedico esta columna
publicada hace algunos años en este mismo blog:
El recuerdo es difuso. No ubico con exactitud en el tiempo cuando fue que me topé con ella
y su obra. En algún momento de los
tantos en que no hacía más que leer y leer. Porque en algún momento de mi vida
solo hacia eso. No como ahora, por desgracia.
Sí en cambio, tengo ubicada la estación del año en que fue: invierno. Esto me sucede con frecuencia: Ubico ciertos
sucesos por estaciones y no por fechas.
Quien sabe porqué. También sé que fue en
Cananea.
Una de esas noches largas en que
la nieve nos impedía salir a cualquier lugar, tomé un libro de los estantes en
la casa de la hermana de mi madre, donde yo vivía. Adoraba el aroma a libros
viejos. Todavía. Me gusta ese olor tan peculiar que tienen. No
sabría explicarlo. Es una combinación de
olores y sensaciones. Esa vez, por enfado y tratando de hacer algo distinto,
decidí que fuera mi olfato el que me ayudara a escoger un libro: Claro, fue el de Pita Amor. Así fue mi encuentro con
ella.
La conocí a través de su poesía;
la admiré por su vida y me subyugó por su esencia. Así de simple.
Pita Amor es conocida como la
Onceava Musa. Fue también modelo de Diego Rivera y Soriano que fueron dos de
los pintores más destacados de la época.
En mi opinión, vivió una época que para su espíritu era atrasado.
¡Provocaba cada escándalo! Se acostumbró
a ser el centro de atención desde pequeña. Se llamaba a sí misma “Reina de la
Noche” porque tenía por costumbre recorrer el Paseo de la Reforma de la Cd. De
México. La leyenda urbana dice que las prostitutas y gays de la Zona Rosa le otorgaron el título de La Abuelita de Batman: Se vestía con capas y mantas. Nada de ropa interior. Bueno, esto fue casi
al final de su vida. Me refiero a lo del
título, no a lo de la ropa interior, que eso fue cuando joven.
Su vida fue intensa, llena de
placeres, de amores y de amarguras. Leer
su poesía es conocerla. O pensar que se le conoce. Sus temas eran sobre el
miedo, la soledad y la angustia. Desde la noche que la encontré, la he leído
muchas veces misma cantidad que he disfrutado sus lecturas. Pero conocerla fue
distinto. La vi por televisión en alguna
entrevista. Ya muy mayor, se maquillaba
con singular acento: boca roja o rosa encendido. Con algún exagerado adorno en su cabello. Con una lucidez increíble y
personalidad avasalladora. Se dice que
quien la conocía jamás podía ya olvidarla.
¡Ay Pita! Nos hubieras dejado de
perdida tus secretillos a manera de consejas. Mira que ahora solo nos atiborran
con supuestos best seller donde nos recetan una serie de máximas sobre como
seducir, tratar, tolerar, comprender, convivir, soportar, entender, comunicar,
compartir, cautivar, atraer y encantar a los hombres. Francamente pura literatura
barata que si trata uno de llevar a la práctica, los resultados pueden ser
desastrosos. Lo más cercano a la
realidad que hasta ahora he leído es Los
hombres son de Marte y las Mujeres son de Venus. Y aún le tengo ciertas reservas.
En fin. Pita Amor no se dejaba dominar por nadie. Jamás
pasó inadvertida. Bella, inteligente,
libre. Única e irrepetible. Muchos escándalos rodean su vida. Otros dicen que su historia se construye a
partir de escándalos. Yo prefiero pensar
que su vida se formó de eventos que la ayudaron a construir –a veces con
sangre- su obra literaria. Tuvo aventuras, romances, relaciones
trágicas; perdió un hijo al cual había
dado a su hermana para que lo criara.
Tal vez su mayor tragedia es que se quería a ella misma más que a nada
en la vida. Tanto que no pudo hallar el
amor fuera de ella misma.
En alguna ocasión declaró: “He
sido joven, soy joven porque tengo la edad que quiero tener; soy bonita cuando
quiero y fea cuando debo”
“La angustia hace mucho que la abolí. La abolí por
haberla consumido”.
Bella, subyugante, eterna Pita
Amor.