Fotografía tomada de Google.com |
Rosita hace saber a
sus amistades que está por iniciar su periplo vacacional. Cuelga en su muro una fotografía en la que aparece fuera de su
casa con maletas. Al instante su red de amigos le desean feliz viaje, comentan
lo guapa que está y al día siguiente, a
lo sumo, todos se enteran que está de vacaciones. Algún político/a cuelga una fotografía en la que aparece
entregando despensas, abrazando al infaltable anciano o pequeño niño -una dudosa forma de pretender crear simpatías-
o dándose el ya famoso baño de pueblo y ¡zas! todas las redes sociales en las que participa son enteradas con
puntualidad de las actividades que realiza.
Es la difusión viral por excelencia lo que provoca el ansia de obtener n cantidad de me gusta que ante los ojos del soñador candidato/a se traduce en
votos o al menos en preferencias.
En México no existen todavía
estudios precisos suficientes sobre el impacto que generan las redes sociales
en materia de decisiones del electorado, pero es clara la influencia que
tienen, dato curioso, tomando en cuenta que para cierre de 2016 se
contabilizaban 70 millones de internautas en nuestro país. En épocas
electorales proliferan los blogs, las cuentas de Twitter, las fotografías en
Instagram, los videos en YouTube y desde luego que no escapa WhatsApp, así que
es lógico que las campañas políticas mayormente se centran en redes
sociales. O al menos le destinan
importante presupuesto y personas trabajando en ello.
Forbes México[1]
refiere que Socialbakers, empresa analítica de redes sociales, señala que fue tal
vez México el actor más relevante dentro de América Latina –excepto Brasil- con
una intensa participación en las plataformas más populares cono son Facebook,
Twitter, YouTube e Instagram.
La Asociación Mexicana
de Internet[2] dio a
conocer recientemente el 13º Estudio sobre los Hábitos de los Usuarios de
Internet en México. Entre otros
relevantes datos destaca que el 90% de los
internautas cuenta con un smartphone donde el 83% acceden a redes sociales. En cuanto a búsqueda de información en procesos
electorales, seis de cada 10 entrevistados aseguró que internet acerca los
procesos democráticos, en tanto que 9 de cada 10 estarán pendientes de esta información
en línea. El 97% prefiere como lugar de búsqueda para ello las redes
sociales. Buscan propuestas de campaña, actores
políticos, líderes de opinión, casos de corrupción, transparencia, logros y
errores en campañas y al final a los partidos políticos. Todo en este orden.
Un dato a destacar
entre los anteriores es que el 52% de los internautas en México se encuentran
conectados las 24 horas del día en tanto que el promedio de conexión a internet
es de 8 horas con 1 minuto. Nada que deba dejarse de lado para los creadores de
campañas políticas.
La viralidad a través
de internet puede subyugar a muchos políticos en campaña y, sin exagerar, es
posible afirmar que incluso sueñan con esto.
Van tras una alta cantidad de visitas en el más corto espacio de tiempo.
Contabilizan cada me gusta a cada
fracción de segundo. Por eso no es raro
verlos embrujados por su celular, aparentando –muchas veces- estar
enviando/recibiendo información desde sus oficinas cuando la realidad es otra. Es una obsesión enfermiza y aniquilante.
Ante lo anterior, la
sociedad, los ciudadanos en específico tenemos mucho qué hacer. La existencia
de redes sociales debe encaminarnos a ser mejores como tales, a utilizar información
que nos nutra y nos construya como comunidad mayor fortalecida en todos sus
aspectos. Es el conocimiento lo que
marca la diferencia. ¿De que sirven las
redes sociales si no aprovechamos como personas y como colectivo estas
herramientas? Las RS no son una revista
de quinta categoría, a menos que decidamos que así sea.
Las comunidades pueden y son sujetas a
escrutinio por parte de los partidos políticos para la definición de campañas electorales. Si una sociedad se caracteriza por RS en la que los temas que predominan son el escándalo social, los rumores, las riñas,
la difamación, el vocabulario soez, en esa misma medida obtiene mensajes de
bajo nivel intelectual de los candidatos.
El esfuerzo mental por destacar planes de gobierno se reduce a nada dado
que los receptores no se caracterizan por ello. Cualquier cosa que se les de lo aceptan y hasta lo aplauden.
Ante estos poderosos
puntos de referencia como son las RS, la penetración e influencia que tienen en
las personas no es cosa menor. Y no es que sean un problema. Vaya que no. Somos los internautas los que a veces hacemos
de estas herramientas una sub utilización ofensiva al cambio social del que
estamos siendo parte históricamente.
No quisiera que en el
año 2100 algún estudiante leyera la historia de esta época para encontrar que
materialmente era el tiempo de las cavernas en el uso de las redes sociales
para el desarrollo integral de las comunidades.
Vamos entonces por contribuir cada uno de nosotros con aportaciones que nos nutran como colectivo. Y sí, sigámosle felicitando a Rosita, enviando abrazos, reconociendo las actividades de los otros, aplaudiendo los logros de aquellos sin dejar de lado que una opinión, una sugerencia, un concepto que compartir puede marcar la diferencia.
Sin miedos, sin ataduras, sin censura y con mucho respeto a las diferencias que construyen.