Cosas de Reyna

Las detenciones de autoridad hoy en día


La Ley de la Guardia Nacional trajo consigo una serie de reformas y de nuevas leyes para estar en posibilidades de dar cumplimiento a aquella y en general a todo el Sistema Nacional de Seguridad Pública. Por ejemplo, uno de los deberes de los integrantes de la Guardia Nacional es el de inscribir las detenciones en un registro especial. Así, el 27 de mayo de este año se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Ley Nacional del Registro de Detenciones, en tanto que hace apenas unos días, el 23 de noviembre, entró en vigor el Registro Nacional de Detenciones (RND) base de datos a cargo de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana por conducto del Centro Nacional de Información.

El RND operará en dos vías: Uno para los sujetos obligados, es decir, autoridades y operadores  autorizados y el segundo para proporcionar información básica a cualquier persona que así lo requiera, sin demérito del tratamiento a datos personales y  por otra parte por cuestiones de seguridad nacional  en algunos casos.
 
Se trata de regular los procedimientos que garanticen el control y seguimiento sobre la forma en que se efectuó la detención de personas por parte de la autoridad, ya sea por detención en flagrancia, orden de aprehensión, caso urgente, retención ministerial, prisión preventiva o por encontrarse cumpliendo alguna pena o por arresto administrativo. 

En definitiva, algo inusitado en México no solo por el registro mismo que de por sí es un enorme avance, sino que además, a partir de este Registro, se podrán tener datos duros para fines de investigación y de estadística así como para la instrumentación de políticas públicas sustentadas en realidades y no en ideas de escritorio.

Imagen tomada de la página oficial
Este Registro, que en suma es una plataforma de consulta pública nacional en la que se podrá tener acceso a información sobre detención de una persona en tiempo real y el lugar donde está detenida, representa un importante avance en varias materias que durante lustros hemos demandado los mexicanos como son  las actuaciones de las autoridades principalmente ministeriales: respeto a los Derechos Humanos, la no tortura, detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y un largo rosario de etcétera que han representado un viacrucis de desesperación para los familiares de los detenidos y para ellos mismos. 

Esta herramienta se suma a la serie de acciones encaminadas a garantizar el debido proceso acorde a las reformas de seguridad y justicia utilizando las tecnologías de la información que brinden un mejor apoyo para los ciudadanos puesto que se dará seguimiento a la persona detenida hasta que sea puesta en libertad por parte de la autoridad competente en cualquier etapa del proceso penal o administrativo. 

Al final de esta columna se agrega la liga a través de la cual cualquier persona puede solicitar información previo el ingreso de datos como son nombre completo, CURP, teléfono de contacto y correo electrónico. Le solicitarán datos de la persona presuntamente detenida y en los resultados de la búsqueda le arrojará información sobre el nombre, lugar de la detención, dirección donde se encuentra detenido, fecha y hora de la detención, autoridad que la tiene a su disposición y el reporte correspondiente como es el de anotar si la persona presenta lesiones apreciables a simple vista. 

La plataforma genera un número de registro de detención el cual debe constar en todas las demás actuaciones con la obligación para las autoridades de ir actualizando la situación del individuo.

Obviamente realicé la práctica anterior. Es sencillo, de fácil comprensión y de acceso inmediato. 

El RND opera por lo pronto en lo que que atañe a delitos del fuero federal. Será hasta abril del próximo año cuando se podrá acceder a información referente a registros del orden común y del administrativo.


 Página de Consulta de Detenciones:
https://consultasdetenciones.sspc.gob.mx

Hoffa: El líder sindical. A propósito de la película The Irishman. El Irlandés.


Para cualquier sindicalista que se precie de serlo, la historia de James Riddie Hoffa, Jimmy, es un referente necesario. Nacido en EE. UU. en 1913, con raíces holandesas, fue un activista sindical e importante figura en la naciente Hermandad Internacional de Camioneros de aquel país (IBT). Para dimensionar su magnitud, actualmente esta organización rebasa los 1.5 millones de miembros. Para reflejar el impresionante liderazgo de Hoffa, en su periodo (1957) llegó a tener más de 2,3 millones de integrantes.

Fotografía tomada de Google.com
Descubrí a Hoffa a través de Jack Nicholson, en la película Hoffa (1992) en la que también participó otro grande entre los grandes, Danny DeVito quien además dirigió el filme. A partir de ahí fui una ávida investigadora de la vida de este líder camionero que dicho sea de paso nunca fue camionero, pero sí líder de uno de los gremios más grandes de EEUU. Leí todo lo que se me atravesó en el camino y vi toda película acerca de él. 

El futuro líder comenzó a trabajar en 1929, con apenas 16 años en una cadena de supermercados como cargador. Su carisma y fuerte personalidad lo llevaron casi naturalmente a oponerse a los abusos de los patrones involucrados con el negocio dado los bajos sueldos que se pagaban, la escasa seguridad y nulas condiciones laborales. Como suele suceder, el camino hacia el liderazgo sindicalista se fue construyendo a la par que su fama lo convertía en una importante figura a nivel nacional.

Larga es la lista de libros y películas que abordan la vida, desaparición y muerte de este personaje. Representa un apetitoso tema que involucra política, liderazgo, mafia, corrupción, excesos, violencia. Una ambrosía para los productores de cine. 

Hoffa tenía la especial habilidad -por decirlo así- de enfrentar a pequeños empresarios contra los grandes negocios con la finalidad de obtener los mejores dividendos posibles para sus agremiados. Organizaba huelgas y boicots rápidos para arrodillar a empresarios y proveedores. Dado que se trataba de camioneros que trasladaban productos perecederos y no perecederos por todo el país, un paro nacional o local de aquellos podía colapsar la economía de las localidades, regiones o el país mismo. El hombre se engolosinó con este inusitado poder a grado tal que en algún momento concibió la idea de replicar el esquema con trabajadores de la rama ferrocarrilera y la actividad aérea comercial. Se visualizaba como el poder detrás del poder. 

Acérrimo enemigo de John Fitzgerald Kennedy, presidente de EE. UU. se dice que cuando se enteró del homicidio de aquel (1963) expresó lacónicamente: Espero que los gusanos se coman sus ojos.

Por su parte, Robert Kennedy, hermano del presidente y Fiscal General de Estados Unidos, organizó una superestructura de 20 fiscales solo para investigar al escurridizo líder sindical. Tarde o temprano caería. 

En 1967 pisó la cárcel acusado de apropiación indebida de los fondos de pensiones de sus trabajadores y por intentar sobornar a los miembros del jurado. 13 años de prisión que Richard Nixon cortó al conmutarle la pena con la condición de que abandonara por al menos 10 años la actividad sindical. Una vez libre, Hoffa inició cauce legal por lo que consideraba una condición injusta de Nixon. Perdió estrepitosamente. Quiso retomar las riendas de su liderazgo suspendido. No lo logró. Los trabajadores no perdonaron la disposición indebida de sus fondos. El ahora exlíder, ya libre, representaba un peligro latente para el gobierno, para los empresarios, para los enemigos ganados a pulso e incluso para el propio gremio de camioneros.

Hombre fuerte, enigmático, temerario y temible, Hoffa, en sus excesos de grandeza e impunidad, se ligó con la mafia de aquel tiempo. Planeó y estructuró una simbiosis mafia-sindicato no solo para apoyarse en sus conocidas artimañas de intimidación a empresarios sino también para lavar el dinero mal habido de los capos mafiosos. Como suele suceder al perder el piso y extraerse de la realidad, se sintió intocable, inalcanzable, único. Se consideró a sí mismo como el hombre.  Negocios aquí y allá; pactos de sangre o de verbo, acuerdos políticos, nebulosos y cuestionables valores entendidos o convenios amañados, todo al amparo de la incertidumbre, del mejor postor, de las conveniencias, de la impunidad.  Nada que fuera por mucho tiempo.

Se dice que Hoffa, para comprobar si un candidato a matón realmente lo era, les preguntaba si eran carpinteros, refiriendo si sabían hacer ataúdes y desaparecer cadáveres.

Si la vida de Hoffa es atrayente, su desaparición física a partir del 30 de julio de 1975 lo es más, cuando en forma misteriosa, tras haber pactado un encuentro en algún restaurante en las afueras de Detroit con dos capos de la mafia, jamás regresó a casa. En 1982 fue declarado jurídicamente muerto y con ello se abrió el capítulo de leyenda estadounidense.

Lo anterior catapulta el misterio, la curiosidad y el morbo colectivo. ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Lo mató la mafia, el gobierno, el sindicato? Las referencias irónicas sobre la desaparición de este hombre han derivado en que en la vida cotidiana se afirme que encontrar x cosa es como pretender encontrar el cadáver de Hoffa, haciendo referencia a lo imposible que puede ser.

Jimmy Hoffa trascendió a la historia, aunque no en forma decorosa. Es y seguirá siendo considerado uno de los personajes más legendarios de los Estados Unidos de Norteamérica, una persona que se involucró activamente en lo más turbio del crimen organizado, con lo más obscuro de la política estadounidense y con lo más corrupto del gobierno. Una bomba.

Traigo todo esto a colación porque espero con verdadero entusiasmo ver la película épica de gánsteres El Irlandés, (The Irishman), dirigida y producida por el inigualable Martin Scorsese. El elenco es inmejorable: Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci. Un verdadero manjar para nosotros los cinéfilos. La música es a cargo de Seann Sara Sella.  

Sencillamente muero por verla.

Asilo Político en México



Esto de que México brinde asilo político a extranjeros no es cosa nueva. Cabe aquí recordar algunos de los casos mayormente emblemáticos: 

León Trotsky, cabeza de la revolución rusa (1936) recibió asilo en México: Fue Diego Rivera, quien por su fama de artista plástico muralista, influyó para que el presidente Lázaro Cárdenas aceptara brindar el tal asilo al revolucionario más perseguido de la época. Inicialmente se instaló en la Casa Azul de Diego Rivera y Frida Kahlo, en Coyoacán. 

Y sí, la versión no oficial es que Frida (ay Fridita, tu siempre tan entregada) tuvo un breve y apasionado romance con Trotsky. Otras versiones refieren que Frida utilizó al revolucionario como venganza hacia Diego, quien había tenido relaciones con Cristina, hermana de Frida. Como sea, Diego corrió a Trotsky y éste se mudó a lo que hoy es el Museo Casa de León Trotsky, muy cerca de la Casa Azul.  Muy revolucionario y todo pero se daba tiempo para el solaz en amores. 

Fotografía tomada de Google.com
Otro caso es el del Sha de Irán, uno de los hombres más ricos del mundo,  derrocado durante la Revolución Islámica de su país después de 38 años en el gobierno. Si bien oficialmente no se le brindó el tratamiento de asilado, lo cierto es que materialmente lo fue. Obtuvo visa de turista para él, su familia y unos cuantos allegados en 1979. El caso concluyó cuando, después de acudir a cirugía a Nueva York, ya no fue recibido de vuelta a México ante la férrea a presión política y una serie de amenazas provenientes de Irán.

Fidel Castro Ruz, el comandante, el compañero, como le apodaban,  representa un caso especial.  Derrocó a la dictadura Batista en 1959 y estableció el primer Estado Socialista en América. Aquí se refugió después de haber permanecido preso en Cuba. Fue en este suelo donde planeó y escribió los manifiestos para la Revolución Cubana con la idea de  derrocar al dictador Fulgencio Batista.

Pudiera seguir con otros tantos ilustres. El punto es en todo caso precisar que Evo Morales no es el primer caso, ni la primer situación que se nos presenta como país en materia de asilo político. Leo tantos comentarios y columnas de opinión, de análisis y demás, con encuentros y desencuentros de ideas, criterios, sentencias fulminantes, que heme aquí tratando de aportar un punto de vista desde lo legal:

A partir del año 2011 durante el mandato del presidente Felipe Calderón Hinojosa se promulgó la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político (Antes Ley sobre Refugiados y Protección Complementaria[1]

El término Asilo Político, conforme a la indicada norma,  es aquel que se otorga a un extranjero considerado perseguido por cuestiones de carácter político o por delitos del fuero común que tengan conexión con aquellos, siempre y cuanto haya temor fundado de que la vida de la persona, su libertad o seguridad se encuentren en peligro. En el caso de Evo Morales, no tendremos mucha información detallada: la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental la etiqueta como de estricta confidencialidad. En caso de que alguna autoridad requiera información sobre el asilado, deberá solicitarla por conducto de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y obligadamente ser tratada con la indicada confidencialidad.

Básicamente el procedimiento inicia con la solicitud del peticionario, presentando por escrito sus razones de asistencia de asilo político agregando todos los elementos que disponga. Incluso la ley considera la presentación de solicitud verbal mas no indica que deba ser personal, de tal forma que pudiera ser incluso vía comunicación telefónica por WhatsApp. 

No me imaginaría  a Evo en ese trance, sobre todo porque al parecer en este caso fue México quien le ofreció el tal asilo. Pudiera imaginar a Marcelo en ese proceso. 

Luego sigue una entrevista con el solicitante para recabar elementos suficientes para el análisis de la solicitud. ¿Que dijo Evo Morales, suponiendo que se haya cumplido con esta disposición legal? La norma indica que la autoridad podrá recabar la mayor información posible sobre la situación prevaleciente en el país de origen, para que sea finalmente la SRE la que decida conceder o no el asilo político, previa opinión de la Secretaría de Gobernación.

Especial mención requiere el artículo 69 de la ley que se comenta y que faculta tanto a la Secretaría de Relaciones Exteriores como a la Secretaría de Gobernación para que en forma coordinada tomen medidas para que, en su caso, el asilado sea trasladado a territorio nacional.

Durante días los mexicanos hemos analizado y escudriñado el periplo de traslado de Evo Morales a nuestro territorio nacional.  Un avión de la Fuerza Aérea Mexicana aterrizó en Cochabamba Bolivia con rumbo a México vía Lima Perú. El tropiezo fue con Bolivia puesto que no le fue permitido sobrevolar ese país.  Regresa a Perú, con escala técnica en Paraguay previo trámite de permisos para cruzar espacio  aéreo con Brasil, Ecuador y de nuevo con Perú.

Una serie de trabas dignas de análisis académico-legal a más del necesario tema político. Queda clara la pronta actuación del gobierno mexicano. Me quedo con esto en tanto vemos el desenlace.






Amor felino

Yo no lo busqué. Es más, me negué durante años a tener un amor así, tan incondicional y entregado. Sentía terror a ese sentimiento. No hubo petición, ni miradas suplicantes o caricias suficientes como para que aceptara yo traerlo a casa y hacerlo parte de mi pequeña familia de dos miembros: Mi hija Elizabeth y yo. Asumo que fue el destino o la casualidad o el capricho de alguna mano invisible quien lo trajo. Aunque pensándolo bien fue Elizabeth, tal vez guiada por ese destino, casualidad o mano invisible. Aún desconozco la razón específica por la cual se le metió entre ceja y ceja que quería tener un gato. Inocente de mí, acepté que se diera a la tarea de buscar uno vía adopción aunque terminó entregando una generosa propina para la compra de croquetas para los demás animalitos que vio en el lugar. Así fue como llegó Pablo a nuestras vidas. Menos mal que no acarreó con toda la tropa de mininos. 

¿Pero porqué Pablo? le cuestioné. A siete años de distancia de esa pregunta, continuo tratando de entender lo que masculló entre dientes. 

Pablo era una pequeña bolita blanca de ojos engañosamente azules; al crecer se tornaron verdes. La primer noche en casa maullaba como poseído y mi hija, temerosa de que yo protestara, lo encerró en su habitación dándole leche cada tres horas en un pequeño biberón, previo proceso de tibiar el líquido cual si fuera para un bebé humano. Yo encerrada a piedra y lodo en mi recámara, negada a participar en ese proceso, escuchaba horrorizada todos los movimientos nocturnos inusuales, con ojeras profundas, cuestionándome a qué bendita hora había yo cedido en algo que estaba tan firmemente negada. Después de una noche de idas y venidas, de rezongos -míos por supuesto- ,de reclamos bajitos primero y después casi desesperados, mi hija seguía de mamá abnegada y decidida a quedarse con el gatito. Criarla bajo el sistema de argumentos para la toma de decisiones en forma libre y responsable, no me ayudó mucho que digamos.

Nuestra vida cambió. Ahora era estar pendiente del arenero, del agua purificada, de las croquetas, de cepillarlo y llevarlo al veterinario. Nada hacía yo por supuesto. Era Elizabeth la que con esmerado cuidado ejecutaba tales tareas. Yo solo observaba de reojo esos rituales. Finalmente no era la dueña, decía para mis adentros, negándome aún a aceptar esa repentina intromisión en nuestro mundo. Pablo y yo manteníamos una cortés y fría distancia. Al menos así lo entendía.

La cosa se complicó cuando un año después llegó Matilda, otra adquisición gatuna vía adopción. Nuevamente Elizabeth salió al paso con el cuestionable argumento de que tener dos era como tener uno y que no habría diferencia. Ajá! Quisiera que lo repitiera en este justo momento pero ahora se encuentra a miles de kilómetros de casa, en tanto yo permanezco con Pablo y Matilda a mi absoluto cargo. 

Cuando Elizabeth decidió marcharse a otro país en lejano continente, durante varios días estuvo rondándome, tratando de dar paso a la conversación que inevitablemente habría de llegar. Tengo presente en mi mente su mirada lastimera y su voz entrecortada preguntando qué iba a hacer ella con sus críos. En mi fuero interno más bien la pregunta era ¿Qué iba a hacer yo? Pablo,  con sus travesuras, sus mimos de gotero, su arrogancia, con su paso de señor de la casa, me había ganado por entero. Matilda, reservada, callada, observadora y tierna, tenía ya un especial lugar en mi corazón. Estaba atrapada en el amor felino.

Anoto lo anterior porque veo aquí y allá arbolitos de navidad hermosamente adornados. Esferas relucientes, adornos de una creatividad espléndida. Quisiera correr a las mercerías y comprar listones, esferas, luces y todo lo posible para yo misma realizar la decoración de mi casa como lo hacía antaño, como hace siete años, justo la edad de Pablo, cuando hasta entonces adquiría un gran árbol natural, preparaba chocolate, horneaba galletas y procedíamos al ritual de decoración.

Todo eso acabó la primer temporada navideña de Pablo con nosotros;  habiendo estado el pino dentro de casa, listo para los colgajes, Pablo se extravió. Angustiadas lo buscamos afanosamente por doquier para finalmente encontrarlo en la cúspide del dichoso pino, subiendo y bajando a placer. Sobra decir que ese año acabó con esferas quebradas, listones roídos, luces quemadas, figuritas arrastradas por aquí y por allá. Rezongué las veinticuatro horas del día de los siete días de la semana. En los años posteriores, ya con Pablo y Matilda juntos, fui bajando el nivel de decoración navideña. Me fui haciendo más selectiva buscando aquello que a los mininos no les llamara tanto la atención o que fueran cosas durables, irrompibles, lavables, aspirables, en fin, hasta que simplemente suspendí lo del árbol natural, aromático, bellamente decorado que por años y años tuvimos en casa.  

Cambié todo por una decoración más austera, un árbol que pretende ser árbol navideño pero que en realidad son unas ramas largas con luces y cero esferas. Creo que a Elizabeth esto le gustó aunque nunca ha pronunciado palabra al respecto pues ella opta por lo minimalista y poquísimas veces me permite decorar su habitación. Sutilmente retira adornos, toallas de Santa y guirnaldas. Finjo no darme cuenta.

La época navideña implica unos cuantos días de brillo, de calidez -a veces casi obligada-, con rituales que para muchos son cansados, estériles, vanos y de estricto cumplimiento, amén desde luego de las respetables actividades religiosas. Pero me encanta la época, aún con las bajas que pueda tener en materia de decoración del hogar y re acomodar y re acomodar lo que alegremente Pablo y Matilda deshacen.

A cambio de no tener aquel vistoso árbol navideño por unos cuantos días, hoy  Pablo me espera puntual los 365 días en la ventana;  justo al entrar me gruñe por comida aunque quiero entender que es por cariño,  en tanto Matilda se acurruca invariablemente conmigo en el sillón. Ya no tengo privacidad para bañarme pues Pablo me observa de arriba a abajo y se niega ferozmente a que cierre la puerta en tanto Matilda se embelesa viéndome maquillar. Ir a la cocina y preparar café los fines de semana es un ritual de tres. Dejé de ser solo yo.  

Pablo es un celoso mortal. A veces pienso que tenemos una relación tóxica. Igual ha corrido al plomero que al albañil o algún pretendiente. Arrasa con todo lo que le prive mi atención. 

Dicen que los gatos son seres muy sensibles y lo creo con firmeza. Más de una vez han permanecido pegaditos a mi como fieles soldados cuando mi corazón o mi mente se encuentran atribulados. Parece que adivinan mis estados de ánimo. Decir que me reconfortan es quedarme cortísima. 

Por supuesto que no es que haya cambiado los afectos personales  por los felinos. Claro que no. Es solo que tener el cariño desinteresado de ellos me hace entender que no necesito una navidad, ni adornos, ni parafernalia alguna para aquilatar el valor de las personas y saber que lo incondicional, la lealtad, la confianza y el valor son cuestiones inherentes a todo ser vivo y no asuntos de una época ni de solo seres humanos.