Lo imagino
gallardo, moreno y de piel curtida por el sol; de recio carácter forjado en parte por sus ideas liberales y otro tanto por las
veleidades de lo político. Casi lo observo entrando a la Ciudad de
México con el pecho henchido de emoción tras la disolución del llamado segundo
imperio (así con minúscula) que encabezó Maximiliano de Habsburgo.
Benito Juarez García, padre del México Moderno, reformador progresista
autor del famoso apotegma Entre los
individuos como entre la naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz. Se
dice que Benito Mussolini, politico italiano fue llamado por sus padres en
honor al mexicano aunque dicho sea de paso, poca honra le hizo a la intención bondadosa
de sus padres.
Benito, Benito, ¿qué pensabas cuando escribiste tu famoso Manifiesto? ¿Qué
sentimientos albergaban tu corazón y que ideas bullían en tu mente? Acaso la
sangre zapoteca que corria por tus venas y el intelecto brillante de abogado y
político fueron el acicate para tus luchas? ¿O tal vez te proyectaste a través
de tu nombre masónico de Guillermo Tell
que -leyenda o no- se niega a reverenciar al poder imperial? Así como lo hiciste.
Benito de todos, Benito admirado, Benito ensalzado por propios y
extraños. Benito mío que después de ti no he visto líderes con esa valía y
entrega a las causas. Benito Juárez que
inspira, que sin ser perfecto fuiste congruente anteponiendo el hoy tan
vapuleado bien común al bien personal.
¿Que pensarías ahora Benito, si supieras que tu frase, tu famoso
apotegma que ha sido traducido a cientos de lenguas se utiliza más como
pretexto para no hacer ni exigir lo debido sino para justificar no hacer ni
decir, ni exigir?
Verás, te explico. A los
mexicanos nos está invadiendo el sopor del aqui no pasa nada aunque pase. Estamos cayendo en el letargo de la monotonía
y el desgano. Escasamente algo nos provoca reacción y acción. Tal vez sea que el desencanto o la pérdida de fe nos avasalla. La confianza en las instituciones públicas escasamente la merecen. El abuso, la corrupción, los homicidios, las desapariciones de personas, los
desmedidos emolumentos de servidores públicos no nos generan asombro. Acaso alguna queja pequeña y tímida en
redes sociales -luego te explico sobre esto- más para estar a moda o ser parte
de lo trending topic.
El respeto al derecho ajeno ha involucionado, se ha revertido para caer
en el abismo de la exigencia al respeto a lo propio aunque el entorno social se nos esté
cayendo. Es decir, ¿Cómo te explico Benito, que se exige respeto a lo que en
forma irrespetuosa, con dolo, sin capacidad ni competencia se obtuvo? ¿Cómo te digo que aquella persona que recurre
a tu apotegma en muchas ocasiones lo hace para exigir en la mas absoluta
arbitrariedad que nadie le pida cuentas? ¿Que palabras pueden explicar que El
respeto al derecho ajeno es la paz se nos derrumba en los hechos?
Creo ver lágrimas en tus ojos cuando escribiste aquel Manifiesto. Imagino tu mano temblorosa de emoción, tu
corazón latiendo apresuradamente tratando de aparejarse con las ideas que traducías
pronta y apasionadamente en palabras. Benito, ¡cúanta falta haces ahora!
Por favor no te molestes ni indignes al saber que en ese entendimiento
popular que caracteriza a los mexicanos emergió un refrán que incluye tu
apellido: Le/Me hizo lo que el viento a
Juárez, tratando de significar con ello que nada le importa a alguna persona(s) aludidas o señaladas sobre tal
o cual situación, conflicto o problema.
Casi es como una frase de inmunidad a la
mexicana: A mí me hace lo que el viento
a Juárez. Y con ello se da carpetazo al problema o asunto. No te ofendas, Benito, te lo ruego.
Sabrás que tan tristemente célebre frase tiene varias versiones en
cuanto a su origen. una de ellas refiere
sobre un ciclón que arrasó las costas de Tamaulipas y entre tanta pérdida de
vida y edificios, un monumento a tu persona permaneció intacto. Otra hacen alusión a un
mural en el que apareces con el cabello rígido, pese a que la temática del
cuadro indican fuertes vientos. Y hay más, pero no abundaré sobre ellas debido
a la escasa masa cerebral de los autores.
Vaya! No negarás que con lo dicho es suficiente.
Mira, te daré algunos ejemplos aplicativos de la frase en cuestión pues
adivino tu rostro de asombro y estupor:
Sabrás que el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte perseguido actualmente
por sus actos de corrupción no ha sido detenido hasta la fecha. En este caso decimos que la justicia la he hecho lo que el viento a Juárez. Y solo es un
ejemplo de muchos más ex. Otro
supuesto es ante las desapariciones de cientos de personas y homicidios
habidos en México que siguen sin resolver, pues a los autores les ha hecho lo que el viento a Juárez. Funcionarios que no funcionan, ni hacen, ni se comprometen, ni cumplen. Servidores públicos que viven en la ofensiva opulencia; autoridades de discurso y no de hechos ni resultados. Bueno,
a ellos les hace lo que el viento a Juárez las leyes que
establecen sus obligaciones.
A los partidos políticos les ha
hecho lo que el viento a Juárez la austeridad en la que vivimos los
mexicanos. Ellos no se aprietan el
cinturón ni reducen sus escandalosas asignaciones. A cambio millones de habitantes viven sumidos
en la mas extrema pobreza, entre ellos tu querido Oaxaca. Cientos de diputados -federales y locales- y
senadores, gozan (y vaya que sí) prestaciones y beneficios económicos que ni te
imaginas. Claro que muchos nos quejamos
y lo menos que habremos de hacer es caer en ese letargo que te comento. Muchos estamos
desde nuestros espacios, sea el aula, el área de trabajo o el espacio en que
podamos manifestarnos exigiendo lo debido.
Aunque a otros tantos les haga lo que el viento a Juárez.
Así que Benito, como verás, es urgente, impostergable retomar el origen auténtico,
bienintencionado, visionario y puro que alguna vez salió de tu alma y de tu mente aquella brillante
frase de El respeto al derecho ajeno es
la paz y eliminar de tajo y sin contemplaciones la oprobiosa y lapidaria frase Le hizo
lo que el viento a Juárez, cual si fuera amparo o mantra para la incompetencia,
la incapacidad y la autocomplacencia.
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