La reforma política electoral de 2014 entre otros aspectos establece la posibilidad
de que los senadores y diputados federales puedan reelegirse hasta por 12
años. Los Senadores por un periodo
adicional -su encargo es por seis años- en tanto que los diputados federales hasta por
tres periodos consecutivos, ya que su elección es por tres años.
Dicha reforma alcanzó a las entidades federativas y establece la reelección hasta por doce años a diputados
locales y de hasta seis años a los municipales. En Sonora, por un error de la legislatura
local anterior se definió la posibilidad de reelección para aquellos que fueran
designados a partir de los comicios del 2018.
Corregido que fue ese detalle apenas el pasado mes de abril, los actuales munícipes (presidentes, regidores y síndicos) así como diputados podrán
aspirar a la elección consecutiva siempre y cuando sea a través del mismo partido político
que los postuló para ganar el cargo. Si
fue mediante candidatura independiente, en esa misma vía de independencia. Claro, ahora toca que al menos 37 de los 72
municipios aprueben la propuesta. Muchos lo harán con particular entusiasmo.
Supongo.
Es en esta parte donde los ciudadanos debemos estar alertas, atentos, ser analíticos,
objetivos y realistas. Con esta reforma
algunos munícipes y/o diputados querrán echar la casa por la
ventana pregonando una larga lista de lo que ellos estiman resultados,
proyectos, acciones y programas que han beneficiado a n cantidad de personas.
Empezarán desde ya las campañas disfrazadas de actos de gobierno y casi
por consecuencia el desvío de recursos hacia esas engañosas tareas de difusión
del quehacer cotidiano.
¿Qué tan saludable es una reelección?
Algunos opinan que tan buena como haya sido el ejercicio del servicio
público en el primer período. Otros
piensan que solo se gobierna una vez y que lo demás es simple repetición de lo
mismo. Hay quienes afirman que un primer
periodo no es suficiente para desarrollar un plan de trabajo y otros asumen que
ampliar el término es hacer a las autoridades más lentas en el cumplimiento de
sus compromisos.
Gobernar no es fácil, nadie ha dicho que así sea. Gobernar es tomar las riendas de un proyecto
social que no inicia con quien asume el poder sino que le es transferido por
quien anteriormente condujo. Bien o mal que haya sido.
Al final de cuentas existe una
continuidad que toca al líder enderezar o darle mejor rumbo sobre la base de la
innovación, creatividad y desempeño desde
las instituciones, los funcionarios y las leyes. Como dice el dicho, nadie sabe cuanto pesa el
costal mas que el que lo va cargando. El
punto es que se buscó cargarlo y por tanto se debe cargar bien.
¿Estamos los mexicanos preparados para un sistema de reelección? Opino que
para llegar a ese punto debemos construir buenas ciudadanías. La reelección parte de un principio altamente
puro: la conciencia ciudadana que nace
con una democracia participativa y no solo representativa como hasta hoy ha
sucedido. Una considerable parte de los
electores ejerce el voto como única forma de manifestación. Después de ello la nada absoluta. Campea la falta de participación social y
comunitaria, del debate abierto sobre
temas de interés general; impera la escasez de órganos a través de los cuales
se genere una auténitca participación ciudadana que permitan vigilar y
controlar la gestión de los gobernantes.
Mucho de esto ha originado que quienes son escogidos para cargos de elección popular los ejerzan
con relativo autoritarismo legalizado
por definirlo de alguna manera.
Como sea, la peor reelección que podemos permitir es que que siendo o no las mismas autoridades, se continúe con la falta de transparencia, de capacidad y de conocimiento en el quehacer público, el desvío de recursos, el incumplimiento de planes de desarrollo, el arribismo y la inexperiencia sumados a la ineptitud y la negligencia. De esas reelecciones estamos cansados. Toca a nosotros los ciudadanos, ponerle un freno definitivo.
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