Cosas de Reyna

Despertar el 16 de septiembre


Algo así puede suceder a partir de la toma de protesta de los nuevos ayuntamientos en Sonora.  Y tal vez el despertar no sea agradable.
La vieja concepción de una ceremonia de entrega-recepción que se confundía con la toma de protesta de ayuntamientos es solo eso: vetusta y anquilosada idea. 
En repetidas ocasiones hemos abordado el tema.  La Ley de Gobierno y Administración Municipal para el Estado de Sonora  refiere una serie de medidas  todas insuficientes e inacabadas para este proceso.  Lo hemos mencionado en foros y en columnas diversas.  Si bien las autoridades salientes tienen la  obligación ineludible de integrar informes financieros  y administrativos,  expedientes, planes, proyectos, estados financieros, nóminas, personal al servicio del ayuntamiento  y demás documentos inherentes al ejercicio municipal, las autoridades entrantes no se eximen de responsabilidad porque les corresponde verificar, constatar y concluir mediante acuerdo de cabildo que lo recibido existe, que se encuentra en las condiciones establecidas y  en caso contrario  actuar en consecuencia cuando signifique un daño al patrimonio municipal, negligencias o incumplimiento de orden legal.
Con todas sus imperfecciones, la ley tiene establecidas formas y tiempos.  Sin embargo vayamos a la realidad que campea en pasillos y oficinas municipales: No existe un efectivo orden administrativo que pueda medianamente sacar del paso a nadie.  Por ejemplo, no hay  un control eficaz sobre los bienes muebles a través del cual se pueda precisar la existencia  o baja de los mismos.  No se cuenta con  inventarios físicos   y a lo más aparecen listados de adquisiciones que viene a ser un escuálido intento de inventario… pero no lo es.   Estos deben poseer  una serie de datos actualizados como son  la identificación del bien, condiciones en que se encuentra,  valor, características,  ubicación, nombre del empleado o funcionario público titular del resguardo.  Estos bienes suelen ser celulares, equipos de cómputo, vehículos, mobiliario de oficina,  maquinaria, entre otros.
Los bienes inmuebles presentan menor problema de identidad más no de destino, principalmente cuando se desincorporan del patrimonio municipal. Habría que analizar actas de cabildo y las argumentaciones de hecho y de derecho que se establecieron para tal evento.
Hablemos de documentos.  ¿Existe un archivo que resguarde fehacientemente la documentación y/o expedientes  que durante tres años se generó? ¿Se encuentra clasificada y ordenada? ¿Qué pasa con la información en electrónico? ¿Se encuentra debidamente respaldada de tal manera que garantice que los entrantes tendrán la posibilidad de acceso inmediato?
La administración municipal es un ejercicio que día a día se realiza; de ahí el valor de documentar el trabajo, planes,  proyectos y la forma de desarrollar éstos.   También  es relevante  porque no se entrega el ejercicio de tres años sino también  la suma de todo lo recibido en su momento por quien toca ahora entregar.  De otra forma es como ir desvaneciendo la historia y las responsabilidades.
Muchas son las razones por las cuales es urgente una normativa reglamentaria que responda a cabalidad este proceso. La  gestión municipal no puede verse entorpecida por falta de datos o por vaguedad informativa.  No sería válido que las administraciones entrantes argumentaran una baja productividad en sus funciones amparados en el discurso de haber tenido una recepción fallida porque tanto falla el que entrega como el que no actúa en consecuencia. 
En justicia, hay que reconocer que las administraciones municipales han sido rebasadas en su funcionalidad por las demandas y necesidades sociales.  El crecimiento en la estructura orgánica ha sido en algunos casos desmedido, desordenado y sin adecuada planeación. A lo más se planea a tres años.  El asunto es que la administración municipal perdura en el tiempo independientemente de las personas. Los esquemas de trabajo cotidiano en oficinas y dependencias se realiza bajo el dudoso argumento del uso y la costumbre.    A ello se le suma el arribo de funcionarios con escasa o nula capacidad administrativa y de operatividad que  deriva en atrasos o entorpecimientos en atención al usuario o gobernado.   Resulta imperante  profesionalizar el servicio público municipal principalmente respecto a las titularidades de oficinas y dependencias.  Habría  que normar el servicio civil de carrera en materia municipal.
Dura tarea espera a las administraciones municipales a partir del 16 de septiembre.  La expectativa social es amplia en cuanto a desempeño, orden, responsabilidad y disciplina. 
Así sea.
 

 

 

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