La educación superior pública representada
mayormente en nuestro estado por la Universidad de Sonora se encuentra a un
tris de un verdadero cambio o de una continuidad acorde con la última década. A
escasas horas nos encontramos para que
la Junta Universitaria traduzca en resultados lo
que en reiteradas ocasiones, tribunas, pliegos, desplegados, lonas,
manifestaciones, declaraciones, entrevistas, redes sociales, mesas de opinión y
de debate hemos estado exigiendo: transparencia en la selección primero de
aspirantes y ahora para la definición de
rector de la máxima casa de estudios de Sonora.
La Ley Número 4, Orgánica de la
Universidad de Sonora se publicó el 26
de noviembre de 1991 en el Boletín Oficial del Estado. En la exposición de motivos se establece que
los Sonorenses requerimos una institución que vaya a la vanguardia de los
acontecimientos –lo que sea que esto haya significado en aquel tiempo- se
invoca la calidad y la pertinencia de los conocimientos, de tecnología de
vanguardia.
La misma ley concibe a la
Universidad de Sonora como un elemento estratégico para el progreso del Estado
y que por ende debe proporcionársele un marco jurídico adecuado que oriente y
norme su transformación eliminando vacíos legales que impiden su crecimiento
armónico y su consolidación y fortalecimiento académicos en aras de una
capacidad de respuesta como factor de cambio a los requerimientos de progreso
de los Sonorenses. Y ahí detengo mi lectura.
Factor de
cambio.
Si hacia 1991 el término factor
de cambio podía concebirse de distintas formas, hoy se asume como calidad,
aprendizaje, resultados, competencia, mundialización, globalización. Pero no es la pretensión en esta columna
comentar hoy sobre temas estrictamente académicos sino más bien en torno al rol
de la Universidad de Sonora ante la vorágine del cambio. ¿Qué ha sucedido en estos últimos 25
años? ¿Cómo ha actuado y respondido
nuestra alma máter?
Muchos y variados
acontecimientos históricos mundiales han sucedido desde entonces tales como la Guerra del Golfo, muerte de Freddie
Mercury, Lady Di, Madre Teresa de Calcuta, la Abolición de las leyes del Apartheid en
Sudáfrica, el nacimiento de la Unión Europea a través del Tratado de Maastricht,
la aparición del radioteléfono y el compact disc. Surge Internet y las redes
sociales, las primeras elecciones democráticas
en Palestina, la aparición del G8, y de la inolvidable Dolly la primera oveja creada
por clonación, la entrada en vigor del euro, la guerra de Kosovo. Suceden los atentados simultáneos contra las
Torres Gemelas en Nueva York, terremotos en Haití y Chile, tsunami en Japón, huracán
Katrina en Texas, muere el Papa Juan
Pablo II. Se genera un atentado con
bombas en trenes en Madrid y Saddam Hussein fue ejecutado en 2006 en tanto que
Osama Bin Laden muere en acción militar de EEUU en 2011. Barack Obama es elegido presidente y repite
en una segunda ocasión.
En México se privatiza Telmex,
se crea el Instituto Federal Electoral, (ahora INE) se aprueba el nuevo Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales,-que antecedió a la reforma- Octavio Paz recibe premio Nobel de
literatura. Se firma el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), Joaquín
Hernández Galicia, la Quina, líder del sindicato petrolero es condenado a 35
años de prisión, se reanudan las relaciones diplomáticas entre México y el
Vaticano. Se produce nuevo libro de
texto gratuito, asesinan a Luis Donaldo Colosio y después a José Ruiz Massieu,
se devalúa el peso, el SIDA es la cuarta causa de muerte en jóvenes de entre 25
y 34 años. Aumenta el IVA del 10 al
15%... y aumenta el desempleo. Nace el
FOBAPROA, muere Carlos Monsiváis, se incrementa la cartera vencida, volatilidad
del peso mexicano, bicentenario de la Independencia y Centenario de la
Revolución, once reformas estructurales entre ellas la educativa cuyos
objetivos principales son la mejora de
la calidad de la educación, la profesionalización docente, el establecimiento
de estándares mínimos de funcionamiento de escuelas, la reducción en la
desigualdad de acceso a la educación y el involucramiento de los padres de
familia y la sociedad mexicana en su conjunto en la transformación de la educación
por medio de consejos de participación, solo por mencionar algunos.
Hemos dicho adiós al cobro por
larga distancia nacional y seguimos inconformes por los nuevos precios en
gasolina y diésel. Nuevas cadenas de televisión
abierta se sumarán a la competencia y se firmaron los primeros contratos
petroleros, entre otros tantos acontecimientos que forman parte del desarrollo
nacional con repercusiones en todos los ámbitos.
Este y más ha sido el mundo en
el que la Universidad de Sonora ha estado envuelta los últimos 25 años. Un mundo que nos es propio y al que a la
postre ingresamos al mercado laboral. Un
mundo del que provienen los estudiantes de primer semestre y aquellos que ingresan a educación continua o a
posgrados. La gran pregunta es ¿qué tan
preparada se encuentra nuestra institución no para hacer frente a los cambios, sino mas bien para ser parte activa de una sociedad en permanente
evolución?
Es claro que –a propósito del
proceso de rectora o rector de la Universidad de Sonora- se precisan aires
frescos que permitan renovar, adaptar y adecuar cambios estructurarles y
humanos acorde a lo presente y con visión de futuro. Más allá de frases o discursos que halaguen
al oído, se requieren liderazgos
auténticos que influyan positivamente en las personas y los diversos grupos que
conforman a la Universidad. Nadie está
peleado con un mejor status laboral, académico o estudiantil. Son las formas, los comportamientos, las
actitudes, políticas y comunicación lo que puede o no hacer la diferencia. Vayamos por la diferencia que sume, que
entusiasme, que provoque hacer las cosas y hacerlas bien.
Es claro que la Ley Número 4
Orgánica de la Universidad de Sonora requiere una reforma profunda. Los vacíos y obscuridades, la extrema
competencia de la Junta Universitaria o de Rectoría o de cualquier otra
instancia administrativa son producto de su origen -justificado o no- que hoy por hoy la carcome una obsolescencia más patente y más lastimosa cuanto más distante se encuentra de la realidad de la comunidad universitaria.
Un acto de responsabilidad de todos,
incluyendo la Junta Universitaria, es
pronunciarnos por promover una reforma que privilegie la participación global y no de unos cuantos. Que asuma que la calidad no es una concepción histórica
sino una realización diaria. Que
considere que la acreditación y evaluación de programas educativos son
herramientas para mejorar no trámites académico-administrativos de rutina. Que establezca definiciones y figuras a
partir del consenso y sobre todo, que esté ligada con efectividad a la
pertinencia y participación social.
Numeralia (1991-2017)
750 (+) modificaciones a la Constitución Política
Mexicana
5 presidentes de la República
5 gobernadores
324 diputados locales aproximadamente han ocupado una
curul en el Congreso del Estado de Sonora[1]
desde la creación de la Ley Número 4.
26 años depositados en 4 rectores
42 integrantes de la Junta Universitaria entre
representantes internos, externos estatal y nacional[2]
Y la misma Ley Número 4, Orgánica permanece.
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