Cosas de Reyna

Reciclaje de candidatos



En días recientes hemos presenciado la cantidad de diputados federales que estando en ejercicio de sus cargos han preferido ir en pos de nuevas nóminas para ellos. En breve vendrá el desfile de solicitudes de licencia respecto a presidentes municipales y diputados locales. Claro está que en el discurso optan por argumentar que son nuevas oportunidades para servir más y mejor al electorado.  Cuestión de enfoques.

Por desgracia la ley electoral es permisiva y regula la forma en que debe darse el abandono material:  se exige que con tantos meses/días de anticipación a la elección de que se trate, quienes deseen participar por tal o cual encargo de representación popular no deberán estar ocupando alguno de similar naturaleza.  Pero vaya, la ley la formulan los mismos que la utilizan a su mejor provecho. Así se gestan las carreras políticas en nuestro país. Distamos con mucho de una auténtica democracia, de un verdadero desarrollo y seguimos empantanados en el duro, serpenteante y nebuloso camino hacia la ansiada no corrupción.

Fotografía tomada de Google.com
Como ciudadanos mexicanos en uso de los derechos políticos, es innegable el de la participación política y dada las leyes electorales, a las solicitudes de licencia para la búsqueda de otros encargos públicos.  Sin embargo el asunto va más allá, es cuestión de ética y de responsablidad como servidores públicos.

Así es como hemos llegado al escenario que estamos viviendo.  Una grotesca danza de tomas y dacas de candidaturas a cargos de elección popular, arrebatos políticos de quienes con igual entusiasmo consideran poseer un mejor derecho que el otro. Chalecos que se portan como estandartes en un cuerpo utilizado como astil,  como queriendo gritar ser los y las ungidas de un dios que se les desmorona pero que se empeñan en mostrarlo vivo.   Tan vivo como una fotografía que en su debatible lenguaje hace las veces de pasaporte para una candidatura. Casi concebido como el acto de unción suprema.

Hace apenas dos años y medio los representantes populares que hoy solicitan licencia en sus encargos gritaban voz en cuello el grado de compromiso que asumirían y que habrían de cumplir hasta el último instante.   Pero pienso que es más de responsabilidades y no de compromisos.  

No existe democracia en franco desarrollo ni planes de gobierno que puedan soportar ese tipo de  escalada.

Toca al electorado la mayor carga:  Exigir el pleno respeto a las responsabilidades y ejercicio del cargo de momento a momento.  Si la ley permite solicitar licencias, que la licencia social no exista.  Que la sanción sea dura, absoluta, ejemplificante con la mejor arma que tenemos:  el voto. 




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