Cosas de Reyna

Desde el siglo XXI: Gracias Benito Juárez!

Fotografía tomada de Google.com
Calles, avenidas, parques, jardines, escuelas, teatros y una larga fila de espacios llevan por nombre Benito Juárez. La lista continua y a lo que se percibe, no se detendrá. Es la forma que tenemos de honrar a un gran mexicano, Benito Juárez García. ¿quien no recuerda aquella frase que iniciaba con En un pequeño pueblo de Oaxaca, en San Pablo Guelatao el 21 de marzo de 1833 nació un indito...? Indito, como si el diminutivo fuera un perdón por ser indígenaHijo de padres zapotecas, huérfano a los seis años.

Hoy, a la distancia de aquellos tiempos de primaria me pregunto qué hubiera sucedido si la historia y vida de tal personaje hubiera sido abordada en su real y exacto contexto y no como una anécdota para recrear lecciones en aula y matar el tiempo. Porque recuerdo que algunos profesores solo se constreñían a mencionarlo a manera de cuento e historieta. Y yo lo veía en las imágenes de los libros de texto. Tan serio, tan recto, tan penetrante su mirada. Materialmente me tiraba en el pupitre con los codos sobre la mesa para dar vuelo a mi imaginación. Buscaba afanosamente en las siguientes páginas del libro de historia para ver donde más había algo escrito sobre él, lo que difícilmente sucedía puesto que era común escuchar el grito del maestro o la maestra exigiendo que siguiera el ritmo de la clase. 

Entre más leía por aquí y por allá sobre la vida de él, más me molestaba el darme cuenta que la historia del niño huerfanito era la más socorrida, la que provocaba lágrimas y lástimas. En ese tiempo no alcanzaba a descifrar las razones de la molestia. Sabía que me fastidiaba el cariz dramático, novelesco que se imprimía en los libros y en clase, y no a lo que este hombre pensaba y hacía. El colmo era que se nos explicaba que debido a que Benito Juárez -quien laboraba como pastor en sus años de infancia- había perdido una oveja para evitar el castigo se fue a Oaxaca. O sea, todo se lo debemos a la tal oveja. Desconozco qué tan cierto sea este supuesto pasaje de su historia pero me inclino a pensar que fue el ansia de progresar, de leer y escribir, de estudiar, lo que lo encaminó hacia Oaxaca. He aquí un tema de enorme trascendencia aleccionadora para todos. Descifrar los porqués y los cómo, inculcar el ánimo de progreso a través del estudio, a través de las letras y no con historias fantasiosas, pueriles o irreales nacidas de la mente de algún secretario de educación pública sexenal. o tal vez fue  el temor institucional a que realmente se educaran mexicanos dispuestos a cuestionar y exigir el quehacer público, lo que hizo que las enseñanzas fueran materia exclusiva de cuatro paredes.

La discriminación por su condición indígena es toda una historia digna de ser analizada con lentes actuales no para asombrarnos, sino para ver, realmente ver lo que estamos haciendo hoy en día con nuestros hermanos mexicanos. La discriminación se disfraza de formas insospechadas a través de los siglos.

A veces pienso que Benito Pablo Juarez García quedó atrapado en su apotegma "Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz". No es justo. Esta brillante construcción de palabras no puede opacar la dimensión Juarista. No concibo a nuestro país sin las Leyes de Reforma pero tampoco sin la imposición francesa del emperador de México Maximiliano de Austria, movimiento que al final dio origen a aquella frase famosa que se encuentra inscrita también en diversos países a manera de honra de este gran mexicano. Hasta el dramaturgo francés Víctor Hugo (autor de Los Miserables) llegó a escribirle una carta en la que solicita el perdón al ex emperador Maximiliano, quien había sido detenido. Una magistral pieza hecha carta que no alcanzó a enviar puesto que el emperador caído fue fusilado en el Cerro de las Campanas, en Querétaro.

Admiro y admiraré por siempre a Benito Pablo Juarez García, al hombre de ideales y de virtudes, al hombre que cambió la historia de México, porque tampoco entendería a este país  sin su figura, aunque lejos estoy de loas fanáticas loas propias de quienes desean fomentar cultos con ánimos de tender velos que empañen la realidad para establecerla a modo. No.

Juárez fue un hombre de su tiempo que le tocó vivir momentos históricos específicos. Veamos: alguien puede sobrevivir la jungla de lo político si no es con habilidades y uso de influencias y toma de decisiones cuestionables? Juárez tampoco. Estoy segura que no fue un dechado de virtudes ni de absolutas buenas intenciones, aunque estoy cierta que su perseverancia, constancia y disciplina aunado a sus ambiciones personales y profesionales lo catapultaron a ocupar diversos puestos hasta llegar a ser presidente de México y ganarse a pulso un lugar en la historia. Ah! Pero en México la palabra ambición suele tener un significado negativo. Entonces vale más tacharla y decir que fue una persona esforzada y que quede así, con libertad de interpretación para el imaginario colectivo.

Me gusta recordar a Juárez particularmente estos días. 




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