Cosas de Reyna

Enseñar a creer



fotografía tomada de Google.com

Columna dedicada a las mujeres que les han arrebatado la vida.
A las que luchan y siguen. A las que construyen. A las que vienen.

El mes de marzo presenta algunas particularidades como es el natalicio del benemérito de las Américas, Benito Juárez, el aniversario luctuoso de Josefa Ortiz de Domínguez y el Día de la mujer, aunque este último evento es de carácter internacional y surge a finales del siglo XIX. Mucho ha pasado desde entonces a favor de los derechos de la mujer entre los que destaca el sufragio femenino universal, mejores y mayores derechos laborales, protestas por las guerras, por solidaridad, por la búsqueda constante de la paz y del desarrollo de los pueblos. Ningún país, pueblo o territorio que se precie de serlo puede escribir su historia, presente o futuro sin la decidida intervención de las mujeres. 

Pero no es a eso a lo que deseo referirme en esta columna en específico.

Más bien es al hecho de que considero que cada 8 de marzo es materialmente secuestrado por la mercadotecnia a tal punto que se espera que los restaurantes estén llenos, que las flores desfilen por hogares, escuelas y centros de trabajo. Se espera que las mujeres sean felicitadas, que los abrazos fluyan, que las frases corran en largos ríos en redes sociales durante todo el día.  ¿Qué nos está pasando?

El día de la mujer no es un día para celebrar ni festejar. No tenemos motivos para hacerlo, es más bien conmemorar los hechos históricos que nos rodean, brindar el mejor homenaje a aquellas congéneres que lucharon en otras épocas y actuar en consecuencia. Y esto hay que repetirlo y reproducirlo mil veces. No podemos celebrar y danzar sobre los cadáveres de cientos de mujeres asesinadas, masacradas, violadas o desaparecidas. No debemos festejar sobre mujeres violentadas física y emocionalmente, o sobre aquellas que carecen de lo más indispensable para sobrevivir, o de las que ni siquiera son visibles en sus hogares. 

¿Qué hay que celebrar o festejar este 8 de marzo? Veamos algunas cifras: según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en nuestro país al menos 6 de cada 10 mujeres han enfrentado un incidente de violencia. El 42% ha sido víctima de violencia sexual en tanto 9 son asesinadas al día por razones de género. Según cifras oficiales, el 2018 contabilizó 786 víctimas de feminicidios en toda la nación, lo que significa que al menos fueron dos por día. Para enero de 2019 ya van 304 de nosotras. Hijas, madres, amigas, vecinas. Ellas. Así, de enero de 2015 a enero de 2019 son 12 mil 193 mujeres asesinadas en el país. Algo así como 8 por día.

El Estado de México, Colima, Guerrero, Michoacán Zacatecas, Chihuahua y Morelos son las entidades más peligrosas para las mujeres, se tiene el registro de que el 60% de los casos de feminicidio queda impune. Feminicidios, homicidios, secuestros, desapariciones forzadas, violencia de género, trata de mujeres,  son los encabezados recurrentes en la prensa y en las redes sociales.

 Así que nada que celebrar o festejar. 

Conmemorar sí, a las mujeres que han encabezado luchas, a las que continúan haciéndolo y a las que le siguen. ONU Mujeres maneja para este 8 de marzo de 2019 el tema “Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio”.  En una forma sencilla, fácil y creativa ONU-Mujeres propone algunos pequeños actos simbólicos para conmemorar el día: compartir en redes sociales una moneda en la que aparezca el rostro de una mujer, compartir el nombre de una calle con el nombre de una mujer, cambiar la imagen de cubierta de Facebook y twitter con alguna imagen alusiva, entre otras interesantes opciones. Se trata pues de crear y fomentar conciencia a través de la tecnología en uso inteligente e inclusivo.

Basta ya del grotesco desfile en redes sociales con felicitaciones a modo de frases alusivas a “mujeres guerreras” “mujeres cuatro por cuatro”, “mujeres todo terreno” El mundo está en una vorágine de cambios en el que debemos ser partícipes activos, dejar a un lado la laxitud y las frases huecas cuyo peligro radica en la repetición generacional para terminar siendo un hueco en el calendario... y hoyos en los cementerios.

Siempre tengo presente a Oprah Winfrey, famosa conductora y empresaria que en muchas ocasiones ha afirmado “Me enseñaron a creer que la excelencia es la mejor forma de derrotar al racismo o el sexismo. Y es como conduzco mi vida”

Enseñar a creer. En esto no hay trucos ni salidas fáciles. 



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