Cosas de Reyna

Botar el voto



Fotografía tomada de Google.com
El uno de julio de 2012 acudimos los mexicanos a votar por diversos candidatos a cargos de elección popular, entre ellos el de presidente de la república. Josefina Vázquez Mota con el lema DiferenteLa mujer tiene palabra por el Partido Acción Nacional, Andrés Manuel López Obrador con El cambio verdadero está en tus manos por el Partido de la Revolución Democrática, Movimiento Ciudadano y Partido del Trabajo, Gabriel Quadri enfatizó ¿Contamos contigo?por el Partido Nueva Alianza y Enrique Peña Nieto enarboló el lema Mi compromiso es contigo y con México por el Partido Revolucionario Institucional y Partido Verde Ecologista de México. 

Los resultados fueron en porcentajes, el 38.21% para Enrique Peña Nieto, 31.59 para AMLO, Vazquez Mota con 25.41% y Quadri con 2.29%. Los votos nulos representaron el 2.47% que significan alrededor de 1'241,154 votos[1] Peña Nieto fue acusado de compra de votos y fraude. Baste recordar la bochornosa forma en que tomó posesión del cargo en un marco de violencia civil a manera de protesta.

Las elecciones del 2012 marcaron el rumbo para los siguientes seis años que en algunos meses habrán de concluir. La memoria colectiva guardará para siempre las reforma estructurales en materia educativa, de telecomunicaciones y financiera, producto del famoso Pacto por México (PAN, PRD, PRI y PVEM)y la álgida discusión sobre la reforma energética derivando en que el PRD rompió el Pacto. El colectivo no solo recordará, sino que tendrá presente aspectos negativos de este gobierno que se encuentra ya en el ocaso: la propia reforma educativa, energética y la hacendaria, el tristemente célebre programa Cruzada contra el hambre, un marcado retroceso en el ya de por sí elevado índice de pobreza, esto es, 53.3 millones de mexicanos, a pesar de que somos la decimocuarta economía del mundo[2]El propio Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) indica que el poder adquisitivo del ingreso laboral disminuyó 2.5% en el cuarto trimestre del 2016 y el cuarto trimestre de 2017 y en 20 de las 32 entidades federativas aumentó el porcentaje de la población que no puede adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral.[3]

Los mexicanos tenemos presente Tlatlaya (2014) donde un grupo de militares masacró a 22 personas, Nochixtlán (2016) 9 fallecidos, Ayotzinapa (2014), con la desaparición de 43 estudiantes normalistas, Apatzingan (2015) con 10 personas fallecidas, y la lista sigue hasta alcanzar hoy más de 120,000. No se nos olvida el escandaloso caso de la Casa Blanca, un combate a la corrupción que poco y selectivamente combate y todo corrompe, una inseguridad social alarmante a grado tal que nuestro país es incluso considerado un lugar turísticamente peligroso. Siete ex gobernadores perseguidos, alcanzados algunos y  ninguno sentenciado. Seis años de gobernadores y nunca en ese tiempo se les detectó nada irregular.

Ese es el marco que rodea a las elecciones del 2018. Estamos a escasos 73 días de acudir a las urnas y votar. Votemos pasado y presente pero con la vista puesta en el futuro. 

Definitivamente abstenerse de votar o anular la boleta no es opción que nos ayude a construir un país, un estado y un mejor municipio. Los partidos políticos que mayormente están a la baja en las encuestas apuestan a que personas con determinado perfil no voten por temor a que lo hagan por otro partido. Le están apostando eso sí, al voto duro, a ese que les es fiel y por otra parte, tratando de convencer a los indecisos. El INE reporta que para las elecciones del 2006 el abstencionismo fue del 41.45% en tanto que en 2012 se registró el 36.92%. No es tiempo de botar el voto. Ni por abstención ni por nulidad.

En esta época de ciudadanización como figura central en varias leyes, ¿porqué no empezamos por la tarea principal por excelencia que es la de fomentar una conducta cívica auténtica y efectiva como es el acudir a votar? Empecemos por el espacio más directo que es la familia, luego el entorno social, educativo, laboral, etcétera. El cambio que buscamos y que anhelamos se construye con la suma de pequeñas modificaciones de conducta.

Es esto o seguir condenados sexenalmente y hasta la eternidad a gobiernos corruptos, con índices escandalosos (más) de pobreza, desigualdad y desesperanza.  Es abandonarnos por decisión propia como sociedad. Eso sí da miedo. 


[1]http://portalanterior.ine.mx/archivos3/portal/historico/recursos/IFE-v2/ProcesosElectorales/ProcesoElectoral2011-2012/Proceso2012_docs/memoriasPEF2011-2012/23_Capitulo_16.pdf
[2]https://www.oxfammexico.org/sites/default/files/desigualdadextrema_informe.pdf
[3]https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/ITLP-IS_resultados_a_nivel_nacional.aspx

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