Cosas de Reyna


Amistades por siempre.

La semana pasada fue particularmente importante por varias razones.
Una de las más destacables es el haberme reencontrado con mi mejor amiga de la época universitaria. Fue a través de una muy conocida red social como nos volvimos a contactar y para mí ha sido tan satisfactorio como estimo que lo fue para ella.

Al día siguiente de habernos comunicado por escrito, estábamos ya colgadas materialmente del teléfono, tratando de alguna manera de actualizarnos a grandes rasgos y en todas las materias: familia, trabajo, amores, etcétera. Me dio mucho gusto darme cuenta que sigue siendo la persona sencilla, amable e inteligente que conocí.

Al colgar, vino a mi mente una serie de anécdotas que vivimos como universitarias como aquella vez que fuimos al cine en compañía de un amiguísimo de ambas y metimos de contrabando en nuestras mochilas algunas bebidas que no eran precisamente ni refrescos, ni limonada, ni té. O aquel dia que cerramos el aula e impedimos el paso a los maestros porque el aire acondicionado del lugar no funcionaba por días. O las ocasiones en que nos íbamos en su vocho amarillo o en el mío que también era otro vocho aunque bastante destartalado por cierto.

Segura estoy que ha de recordar perfectamente aquel examen que ambas presentamos injustamente por mero capricho de un profesor de ese tiempo y que por fortuna dejó de impartir clases hace muchos años.

Es clásica la historia de la limonada cuando bajo un terrible y agobiante calor, mi amiga acudió a clase con tremenda jarra y a todos repartió generosamente en vasitos. Incluso se quedó ella sin tomar un sorbo, cosa que nos extrañó. Al día siguiente se presentó con la misma jarra de riquísima limonada, solo que ahora tenía precio el líquido y con cubos de hielo, aumentaba costo. Huelga decir que pagamos sin chistar. Nos había atrapado con la exquisitez de la limonada anterior. A la distancia veo su actuar como una incipiente incursión en el mundo empresarial, donde ahora se desempeña. Seguro es que lo hace muy bien.

Las dos compartimos la experiencia de ser mamás-estudiantes, tarea nada fácil pero que de alguna manera supimos sacar adelante apoyadas por las respectivas familias. Hoy por hoy, las hijas de las dos son estudiantes universitarias y tanto ella como yo, estamos desarrollándonos de la mejor manera que nos es posible.

La universidad es un espacio que marca y deja huellas indelebles en la vida de los que pasamos por el Alma Mater. Además de ser un sitio académico, es el lugar donde se establecen y fomentan amistades que duran toda la vida a pesar de que por razones de diversa índole, nos perdamos de vista por meses o incluso años. Cuando se tiene la fortuna de contar con amistades tan fuertes como la de ella o la del mutuo amigo que las dos tenemos, no queda más que decir ¡Que bueno que así fue! Que bien que fueron precisamente estos amigos los que estuvieron a mi lado cuando era justamente necesario tener esos pilares como apoyo y que suceda lo que suceda, estarán ahí por siempre, al igual que estoy para ellos, y lo saben.

Recordar la universidad va implícito con las amistades: con las amigas y amigos que se forman en las aulas durante esos años y que cada vez que se encuentran, constatan que siguen siendo las mismas.

Para el final

Sonora está en una situación lamentable y deplorable en seguridad pública. Lo peor es que nos estamos acostumbrando –si no es que ya- a esa violencia, a los crímenes, a las desapariciones de personas, a los ejecutados, etcétera. ¿Qué tiene que pasar para que volvamos a ser el Sonora de antes? No es con discursos ni con frases que suenen bonito como saldremos de este bache de inseguridad e intranquilidad social. Tampoco será con patrullas nuevas ni con distintos modelitos y colores de uniformes de quienes forman las corporaciones policiacas. Se percibe una desarticulación entre federación-estado-municipio, que acaso deriva de la desorganización y falta de rumbo en estrategias conjuntas, suponiendo que las tengan.

Los índices de delincuencia solo sirven como ilustraciones baratas de lo que la autoridad nos quiere vender.

Peligrosamente estamos “justificando” muchas muertes bajo el argumento de que “andaban en malos pasos”, como si fuera suficiente para no investigar al menos los delitos. Es más, ni siquiera nos molestamos en saber si es cierto o no. Las páginas principales de los distintos diarios locales y estatales cubren la nota roja que antaño tenía un lugar en interiores. ¿Será que es mas vendible o es lo más frecuente como noticia?

No necesitamos nuevas leyes ni reformas de leyes: Requerimos que se aplique y se ejecuten las normas con el rigor que se debe, no con el que se quiera o se dice tener. El tema de seguridad pública debe salir del discurso y ubicarse ya, en la realidad social.

Jean-Jacques Rousseau decía que el gobierno se originó con el propósito de encontrar una forma de asociación que defendiera y protegiera a las personas y la propiedad de cada uno, con la fuerza común de todos.

Le faltó agregar que para ello era necesario que existieran líderes competentes y comprometidos como tales, sin que esto signifique que sean los únicos responsables. ¡Ah pero como cuenta y hace la diferencia!

1 comentario:

  1. BUEN FIN DE SEMANA, Y MEJOR INICIO!!! QUE BONITO ES RECORDAR LAS DISTINTAS ETAPAS DE NUESTRA VIDA, PARECIERA COMO SI SUPIERAS LO QUE HICE COMO ESTUDIANTE (LA PACHITA EN EL CINE, LOS EXAMENES INJUSTOS, LOS AMIGOS INCONDICIONALES, ETC.)Y SI, TOTALMENTE DE ACUERDO, NO HAY QUE PERDER LA CAPACIDAD DE ASOMBRO, Y MENOS ACOSTUMBRARNOS A VIVIR CON LA INSEGURIDAD Y VIOLENCIA A UN LADITO.FELICIDADES MIL!

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