La nueva Ley de
Instituciones y Procedimientos Electorales para Sonora, establece que será en
enero cuando se deberán presentar registros para candidatos a gobernador y en febrero para diputados y
ayuntamientos. Pero es evidente que en
los hechos las campañas ya arrancaron.
Aunque los títulos a eventos/reuniones políticas vayan disfrazados.
Redes sociales que se van
saturando al compás de los likes y los shares.
Dicho sea de paso, sabemos de algunas autoridades estatales y municipales que
exigen a sus empleados participar en estas redes a favor siempre –of course- de ellos mismos. ¿Alguien recuerda aquel clásico cuento de “El
nuevo traje del emperador” de Hans Christian Andersen? Como moraleja para estos
seres públicos, está fenomenal y bastamente ilustrativo de lo que en carne
propia pueden vivir.
Poco a poco se nos va re direccionando a las campañas políticas. Poco a poco nos vamos
y nos están cambiando la atención que
debemos prestar al ejercicio -funciones
y competencia- de quienes ocupan actualmente cargos públicos de elección
popular como presidentes municipales, diputados, senadores, gobernadores,
etcétera. Algo hay en esto que debemos
analizar.
Habríamos de detener el paso
que nos están marcando para ser nosotros -los ciudadanos votantes- quienes
de entrada, establezcamos algunas cuestiones antes de que la vorágine
política nos arrase y nos aturda. En ese
sentido van las siguientes reflexiones:
1. Todo
Ayuntamiento está obligado a presentar su Plan de Desarrollo Municipal (PDM) al
inicio de su ejercicio. Si bien cada
año se rinden informes por conducto del Presidente, muy conveniente sería que
la ciudadanía pudiéramos saber a ciencia
cierta los avances reales en seguridad
pública, servicios públicos, educación, cultura, deportes, salud, crecimiento
del fundo legal y un largo etcétera que rodea
la actividad municipal. Muchos tenemos
especial interés en los indicadores porque dan cuenta numérica. Por otra parte como ciudadanos preferimos
constatar en los hechos las actividades de gobierno. Ambos deben encontrar respuesta en el informe de gobierno: ¿Hasta qué punto ha habido
avances consistentes? ¿Que tan congruente es el discurso oficial con la realidad?
Lo que sucede en épocas políticas: Nadie o pocos recuerdan que el PDM es un
instrumento básico para –sobre bases- señalar si el gobierno local cumplió o no lo
prometido, que dicho sea de paso, el Ayuntamiento
aprobó como documento principal para sus labores. Es pues –o debería ser- casi la biblia de una administración municipal. El
discurso de campaña se basa -con mucho- en señalamientos hostiles, el que denosta,
el que provoca. El que ya cansa y no convence.
Donde no existen argumentos, existe pobremente el grito.
2. Cada
ciertas fechas emergen pre candidatos. A
veces nacidos de la nada, otros fabricados en columnas periodísticas, o en la
mesa del café o en la reunión de amigos o en las mentes de algunos con hambre
de poder y sed de presupuesto. Y este es
un punto que no deja de asombrarnos cada tres o seis años.
Lo que sucede en épocas políticas: Surgen como de fábrica, eruditos y próceres sociales. Difícilmente se puede
engañar a la ciudadanía sobre este fenómeno.
El pecado está en que en ocasiones el votante ofrece y/o compromete su
voto a unos y otros. Una mal entendida cortesía política donde
vemos a contrincantes de partido sea interno o externo tomarse la placa fotográfica con la misma gente, las mismas casas, las mismas reuniones en fechas distintas.
El escenario es igual. Solo cambia el pretenso al cargo de elección
popular... El asunto es que cada uno de los contendientes es un convencido de que es a él a quien apoyan! Algo hay de perversidad en este círculo.
3. Existe
una mediana tranquilidad partidista al inicio de los períodos constitucionales. Tanto al interior de los partidos como al
exterior. Se entiende: Hay un acomodo en
el aparato gubernamental (tradúzcase como nuevos puestos, nuevos funcionarios,
nuevas estructuras administrativas).
Lo que sucede en épocas políticas: Quienes
suspiran por un cargo público de elección popular empiezan a señalar con índice
de fuego errores, omisiones y faltas de las administraciones
gubernamentales anteriores. Claro, curiosamente sucede si el anterior fue de extracción partidista contraria. Se dicen y ostentan
como dueños de la verdad absoluta, como quien trae bajo su brazo el expediente
con soluciones a granel. Como expertos
pues en todos los temas. Eruditos pues.
Volvemos entonces a mencionar lo que anotamos al inicio y agregamos: Si
un plan de desarrollo municipal es pobre en contenidos, raquítico en la
fijación de metas y objetivos, ralo en alcances sociales, pues no esperemos
mucho de esa administración.
¿Y el municipio donde queda bajo estos
escenarios?
Esperando
como siempre.
Esperando
un cambio que no alcanza a llegar.
Esperando una administración pública con funcionarios hacedores de buenas
prácticas gubernamentales, donde prevalezca el quehacer municipal eficiente y
eficaz.
Esperando
que exista una planeación no de tres años, sino de vente o treinta años que
alcance a todos en su desarrollo social y comunitario.
Esperando
que no aumente la nómina de empleados que cada gestión gubernamental va acumulando del anterior. Serán los ¨compromisos” adquiridos o lo que
sea. El caso es que cada día es más y
más pesado ($) este aparato burocrático.
Estas
son las realidades que tenemos y que vivimos.
Busquemos
el cambio tan anhelado, tan deseado, tan soñado: Seamos una fuerza votante que
piensa, que actúa y que razona.
Hagamos
pensamiento y hagamos cambio. En suma,
opinemos. Exijamos como ciudadanos
responsables para merecer como Sociedad lo que todavía se tiene pendiente.
A propósito de los informes de los
Ayuntamientos:
Analicemos
con detenimiento las actividades realizadas en el municipio no bajo la luz del esplendor que brinda la
parafernalia del día aquel en se presenta, sino bajo la mirada conocedora de la
realidad y lo que el Plan de Desarrollo Municipal definió para el trienio. Analicemos, evaluemos y opinemos.
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