Fotografía tomada de Google.com |
Salvador Allende decía que ser joven y no ser revolucionario era una contradicción hasta biológica y no andaba errado.
Sucede que el espectro en los ochenta, si querías
participar en la cosa política, era pertenecer al Partido Acción Nacional (PAN) o del Partido Revolucionario Institucional
(PRI). Apenas se conocían otros como el Partido Popular Socialista (PPS) y el
Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), este último por cierto fue señalado
como un organismo paraestatal controlado por el gobierno a grado tal que
terminó adhiriéndose al PRI. Pero esa es otra historia.
De mi época de preparatoria recuerdo a Rosario
Ibarra de Piedra[1]
activista que a la postre fue candidata a presidente de la república por el
Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Cuando Salinas de Gortari fue
declarado vencedor en unas elecciones por demás dudosas, ella participó
activamente reclamando fraude electoral. Si me apuran mucho, afirmaría que
Rosario Ibarra inició la era de la rendición de cuentas públicas y acceso a la información: a la
desaparición (1975) de su hijo Jesús Piedra Ibarra (señalado como comunista) no
tuvo descanso alguno en su peregrinar por las instancias gubernamentales de la
época con la exigencia de localizar a su sangre. Leía con avidez sus discursos,
sus señalamientos y sus críticas. Hoy debe andar en los 90 años. Le he perdido la
huella pero en mi mente cargo sus ideales, su tesón, su activismo sin tregua, mujer de lucha incansable[2]
Retomando las ideas apenas señaladas, llama poderosamente la atención el hecho de que
una gran cantidad de personas que simpatizan o son militantes del Movimiento de
Regeneración Nacional (MORENA) sean nacidos entre los años '50 y '60s, porque son,
sacando cuentas, los que en sus 20-30 años de edad, guardaban la
esperanza de un cambio profundo en las instituciones y en el gobierno.
De muchas formas se cansaron de ver a sus padres batallar por un
trabajo, una casa, por dar educación a sus hijos, por tener mejores espacios de
vida colectiva. De muchas formas se han cansado de repetir en carne propia la historia de sus padres pues poco ha cambiado desde entonces. Corrupción, narcotráfico, una seguridad pública fallida, más corrupción, partidos políticos empeñados en ser agencia de colocaciones de hijos, compadres, amigos, sin mayor mérito que ese, con una consecuente incompetencia cabalgante, destructora de instituciones públicas, desdeñosa del progreso para todos, acaparadora a ultranza. Y he ahí que ahora en muchos de aquellos preparatorianos e incipientes universitarios de antaño resurge (o se fortalece, según se vea) desde el fondo de sus almas la conciencia rebelde al status quo para convertirse en acérrimos
defensores del progreso, enemigos de la corrupción, activistas del pro-gobierno
y la real gobernanza. Nunca es tarde.
Hay una población de los nacidos los años '50 y '60s que en este justo momento se encuentran desempleados o percibiendo raquíticos salarios, incluso sin seguridad médica. En una etapa en que la madurez profesional y económica debiera de existir. Son los que avizoran con miedo e incertidumbre una vejez escasamente tranquila; muchos son los que ven a sus hijos emigrar a otros países porque este no les ofrece gran cosa mas que un subempleo con título universitario. Son los que incluso ven a sus nietos inmersos en el mismo círculo de pobreza y de escasa esperanza a futuro y a presente. Están agotados de discursos, de promesas, del ahora sí y del ya merito.
Los nacidos en los '50 y '60 saben que el tiempo
apremia, que los ideales que muchos guardaron muy a su pesar bajo el colchón es hora y momento de desempolvarlos para retomar lo que su corazón
juvenil mantuvo adormilado porque había que conservar un empleo pensando que tal vez desde ahí, desde su propio lugar podría contribuir al cambio, cambio que se vio arrasado por una estructura política empeñada en alcanzar y ejercer el poder a modo de unos cuantos. Saben por experiencia propia que el costo ha
sido duro, amargo y por lo mismo no quieren heredar la carga a su descendencia. Son ellos los que pueden marcar la diferencia hacia los jóvenes de hoy, quienes aspiran a vivir en un país justo, equilibrado, armónico, protector de la
educación que enaltece, que construye, no la que se forja para mantener una
subordinación social.
No afirmo con esto que MORENA sea el
partido ni que habrá de superar mágicamente tantas cuestiones nefastas
que impiden que nuestro país verdaderamente avance; no es tampoco que el
pensamiento colectivo vaya a cambiar radicalmente en estas elecciones con su triunfo el uno de julio, pero si me queda claro que este momento es justo el
momento para reflexionar sobre esto. Ya no habrá otro.
Es una cuestión de deuda ciudadana que nos atañe a todos. Ya probamos al PRI, ya probamos al PAN, es evidente que no todo se constriñe a probar y elegir. De hecho, con mucho ha sido la laxitud y la permisión social lo que nos ha puesto en este punto. Se trata principalmente de exigir y pedir cuentas a quienes gobiernen a la par que mostremos una participación ciudadana activa y contundente o seguimos permitiendo el nefasto juego de las instituciones al servicio de intereses de grupo y de unos cuantos.
Necesitamos sí, un gobierno de apertura, un gobierno que comprenda que no se trata de gobernar a modo de monarquía sino a modo de gobernanza.
Es una cuestión de deuda ciudadana que nos atañe a todos. Ya probamos al PRI, ya probamos al PAN, es evidente que no todo se constriñe a probar y elegir. De hecho, con mucho ha sido la laxitud y la permisión social lo que nos ha puesto en este punto. Se trata principalmente de exigir y pedir cuentas a quienes gobiernen a la par que mostremos una participación ciudadana activa y contundente o seguimos permitiendo el nefasto juego de las instituciones al servicio de intereses de grupo y de unos cuantos.
Necesitamos sí, un gobierno de apertura, un gobierno que comprenda que no se trata de gobernar a modo de monarquía sino a modo de gobernanza.
MUY BUENA COLUMNA, TE FELICITO
ResponderEliminarGracias por el comentario. Saludos cordiales
ResponderEliminar