Cosas de Reyna

Reelecciones municipales en Sonora Primera parte



Imagen tomada de Google.com
Aún permanecemos en alerta respecto a la Pandemia SARS-COVID-19 de la que a la postre tanto la federación, como estados y municipios deberán realizar un detallado informe a la comunidad sobre las acciones reales y efectivas que cada orden de gobierno desplegó, los resultados obtenidos por sí y los derivados en coordinación con aquellos, cuando ya tenemos encima el calendario electoral que iniciará en septiembre de 2020. El tiempo vuela.

Luego, habrá que analizar los informes municipales del próximo 16 de septiembre los que seguramente tendrán un alto sesgo hacia el combate a la pandemia SARS-COVID-19. Se entiende el  esfuerzo denonado que muchos ayuntamientos y presidentes municipales están realizando. Pero hay otros que francamente no han tenido mayor actividad que alguna que otra declaración insulsa. El grado de responsabilidad y compromiso es fácilmente medible respecto a las 72 administraciones municipales, incluso con la falta de cuidados sanitarios de muchos ciudadanos.

Al corto plazo, los 72 ayuntamientos municipales serán puestos bajo la lupa y lo saludable es que cada uno de ellos transparente todas y cada una de las acciones, programas, tareas, encomiendas realizadas durante estos más de hasta hoy, cuatro meses, máxime que todas tuvieron acceso a redes de información que habrían de facilitar mucho del trabajo que presencialmente se hacia en la anterior normalidad. Como se estableció desde el principio, no eran vacaciones y sobre esto tambien tendrán que brindar resultados. 

Si bien la pandemia no era un fenómeno esperado, sí puso a prueba el carácter, el liderazgo, la creatividad, el grado de responsabilidad de los munícipes. Ahora tenemos enfrente las elecciones o reelecciones municipales. Esto es de suyo interesante. 

Veamos algunos datos básicos legales: La Constitución Política Mexicana establece en el artículo 115 la posibilidad de la elección consecutiva de aquellos que hayan sido electos popularmente por elección directa de presidentes municipales, regidores y síndicos, por un período adicional de 3 años sin exceder de seis, lo que retomó la Constitución Política del Estado de Sonora en los artículos 131 y 133.

El artículo 131 se refiere a las reelecciones de presidentes municipales, síndicos y regidores que hayan sido electos popularmente por elección directa (a través del voto libre, directo, secreto) así como de aquellas que lo fueron por elección indirecta o por nombramiento o designación, o bien de quienes hayan accedido al cargo mediante candidaturas independientes en cuyo caso solo podrán ser electos de manera consecutiva por la misma vía independiente sin que puedan ser postulados por algún partido político o coalición.

El artículo 133 a su vez, indica que, en el caso de postulaciones, solo podrán ser realizadas por el mismo partido o por cualquiera de los partidos integrantes de la coalición que lo hubieren postulado inicialmente (2018), salvo que haya renunciado o perdido su militancia antes de la mitad de su mandato.

Ahora bien, para poder acceder a la posibilidad de ser candidato a puesto de elección popular, no se debe tener el carácter de servidor público, a menos que no haya ejercido o se separe noventa días antes de la elección, salvo que se trate de reelección del cargo o de aquellos que desempeñen un empleo, cargo, comisión o servicio de cualquier naturaleza dentro del ramo educativo público en cualquiera de sus tipos, modalidades o niveles, sea municipal, estatal o federal. Esto último abarca un muy amplio abanico de posibilidades que no estoy segura de que sea algo saludable. Habría que profundizar en esta parte en columna posterior.

La reelección municipal es una figura que apenas en el 2021 habrá de tener vida real, es decir, en los hechos. Para empezar, existe un candado viejo y oxidado ya que en México opera un sistema electoral que está en manos de los partidos políticos y la figura de las candidaturas independientes es nueva. Mal inicio. Esto implica que si existen administraciones municipales deficientes que deseen reelegirse, tienen a su disposición recursos económicos, financieros, humanos y tecnológicos. ¿Cómo el ciudadano va a distinguir la casi transparente línea entre la actividad municipal del trienio en cuestión con el ejercicio soterrado de promoción de imagen del presidente, síndico y regidores para una posible reelección?

¿Qué contrapesos reales existen al interior de los ayuntamientos para que la vigilancia del quehacer municipal sea la que se debe imperativamente realizar, sin desvíos políticos? 

 Las autoridades municipales argumentarán que es en atención al cumplimiento de los planes de desarrollo y no se duda en que así pueda ser. La cuestión son los efectos que se pretenden en el ánimo del electorado y la intencionalidad de quienes buscan la reelección; la forma en que se promueve la imagen, los tiempos en que las obras se concluyen, las inauguraciones de obras, proyectos y programas con una sospechosa coincidencia con el calendario electoral, entre otras cuestiones. La suspicacia está a flor de piel pese a que una de las bases de la reelección fue el establecer este mecanismo para evitar conductas no apropiadas de los gobernantes de elección popular durante el tiempo de su encargo.

Pienso que en este sentido se trató de proteger un ejercicio saludable del trienio de que se trate, a raíz del desencanto ciudadano de constatar una y otra vez que los funcionarios cambian de nombre, pero las acciones nocivas y la corrupción son las que campean en las oficinas. El asunto es que no se blindó de bien a bien el tiempo entre el ejercicio de la actividad gubernamental municipal (aunque igual sucede con diputaciones y senadurías) y el tiempo que transcurre durante el momento del registro para una probable reelección y la continuación del ejercicio del poder dado que los munícipes permanecen en su encargo. El escenario es simple: Continúan como presidentes municipales, síndicos y regidores cumpliendo el período de su encargo y a la vez son candidatos para reelección, si así lo hubieran solicitado y aprobado el órgano electoral correspondiente.

La situación no es sencilla. Máxime que como arriba se señala, los contrapesos escasamente existen. Una gran parte de responsabilidad la encontraríamos en los regidores de representación proporcional, pero la mayoría relativa se encuentra en otra parte.

Los partidos políticos escasamente han sacado la cabeza. Quizá en una o dos acciones de ciertos municipios que por su complejidad y cantidad de habitantes han provocado discrepancias y movimientos políticos ciertamente tibios, pero no han trascendido grandemente. En esta época de pandemia del SARS-COVID-19, cuando los partidos políticos debieran estarse pronunciando, generando ideas, proveyendo insumo intelectual, fomentando entre su electorado - ¡vaya! - el seguimiento de los protocolos de salud, ha dejado a sus militantes y simpatizantes a la deriva. Aunque suene tétrico y fatal, el padrón electoral es, con mucho, la constancia fehaciente de fallecimientos que tal vez no debieron ser. La depuración de este documento se antoja francamente dolorosa habida cuenta de la pandemia. 

¿Cuánto del presupuesto que tienen asignados los partidos políticos se habrá destinado a campañas de concientización en torno al Covid? Al parecer, la mayoría simplemente se cruzaron de brazos. 

Me pregunto con qué discursos habrán de convencer a los votantes durante la época de elecciones. Con qué palabras tratarán de llenar el vacío presencial que tienen ahora. Ahora que se requiere el apoyo de ellos hacia el electorado. ¿Cómo solicitar el apoyo de sus militantes y simpatizantes a la vuelta de pocos meses? ¿Qué aviesas fórmulas habrán de utilizar? Se toparán con una ciudadanía muy lastimada desde el Covid, falta de empleo, desempleo, crisis económicas familiares, proyectos de vida truncados, jóvenes estudiantes que desertarán de las escuelas porque primero es buscar el sostenimiento económico familiar.

Los partidos políticos en general ni siquiera se encuentran realizando una evaluación seria y objetiva de los planes de desarrollo municipal ni existe una participación ciudadana que permita hacerloY ambas son necesarias. Cuando se presentaron los Planes de Desarrollo Municipal, nadie preveía que se nos venía una pandemia que requeriría esfuerzos extraordinarios de los ayuntamientos, estados y federación. Esta última primero asumió el mando general para al final regresar la competencia a estados y municipios. Al menos para los municipios ha sido una experiencia apenas sostenible: los recursos económicos con los que cuenta son escasos, las necesidades sociales no acaban y la exigencia del cumplimiento del plan municipal de desarrollo no para.

¿Qué elementos tendrá el electorado para tomar decisiones a la hora de emitir su voto? A nivel mundial, en las reelecciones un aspecto fundamental es el voto razonado a partir de la información precisa que exista sobre el desempeño municipal, la transparencia en el ejercicio del poder, la rendición de cuentas, las auditorías abiertas, el acercamiento ciudadano a las sesiones abiertas de Cabildo, la transparencia en el otorgamiento de concesiones, permisos, licencias, en fin, de toda aquella información que muestre y demuestre honestidad, rectitud, responsabilidad y que sobre todo genere confianza ciudadana. Esto se logra en el transcurso de los tres años, no a partir de un vertiginoso calendario electoral.

En la segunda parte de esta columna, abordaremos un tema complementario a este y que puede brindarnos algunos aspectos interesantes sobre el ejercicio del servicio público en épocas de reelecciones. 

Al final de cuentas, la libertad que a simple vista parece que favorece a quienes pretenden una reelección, no es ni simple, ni sencilla, ni segura. Lo analizamos mañana. 



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