Cosas de Reyna

Pandemia o Infodemia

Imagen tomada de Google.com
Desde que inició lo del Covid-19 hemos estado inmersos en toda aquella noticia que se relacione con esta pandemia. El temor se manifiesta de diversas formas y calibres. 

Expertos hay muchos y nuevos expertos hay otro tanto por desgracia. Estos últimos son aquellos que de la noche a la mañana han resultado epidemiólogos (de escuela patito) pero que alzan su voz recia como científicos nivel nóbel. En fin, ha habido de todo al grado que la OMS (Organización Mundial de la Salud) alertó sobre la infodemia para referirse a la abundancia de información falsa que se genera sobre el COVID-19, como una epidemia nociva de rumores que se propaga entre las personas y los medios. 

El caso presenta muchas aristas porque si bien se puede establecer un marco masivo de comunicación en materia de salud que proporcione información fidedigna a la población,  lo cierto es que en lo que respecta a los rubros políticos y económicos -que normalmente van de la mano- las hipótesis sobre la aparición de este virus se desbocan.

¿Acaso se trata de un reacomodo poblacional? ¿Acaso es un freno que la naturaleza nos ha impuesto? ¿O tal vez habría que considerar las hipótesis que afirman que es un virus remoto o un arma biológica para reducir la población de ancianos y equilibrar el porcentaje de hombres y mujeres así como para deshacerse de una franja que ya no es productiva, pero que es necesario mantener por los altos costos de salud que representan? Parece película de terror ¿no es cierto?

Adentrarse en hipótesis conspirativas nos puede llevar al infinito en una mezcla de ficción y realidad. Pero ¿cuál es la verdadera?  Tendremos que dar paso al tiempo que paradójicamente es el oro invisible en estos momentos.

En estos días sigo pensando que alguna criatura humana, en sus noches de desvelo bajo una mortecina luz de lámpara, con harta imaginación y muchas horas-películas se dedica a escribir y escribir para lanzar al plano cibernético sus febriles pensamientos, los que de inmediato son leídos, tomados y reproducidos como ciertos por millones de personas.  

Contrario a esa irrealidad (¿?), en este justo momento pienso en Edward Snowden, el consultor tecnológico de USA, empleado de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y en particular de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) que reveló documentos clasificados como de alto secreto en materia de vigilancia masiva. El hombre ha estado brincando de país en país solicitando asilo político pero el gobierno no pudo negar la existencia de la red de vigilancia que puso al descubierto Snowden quien por cierto se comenta que se encuentra en Rusia.

¿O es que las hipótesis provienen de mentes enfermizas que buscan propalar el arma más mortal que es el pánico colectivo, provocando poner de rodillas a países económicamente más potentes? Al más puro estilo de los viejos filmes de inteligencia y contrainteligencia entre la organización rusa KGB (Comité para la seguridad del Estado) y su eterno pleito de pantalla cinematográfica con la correlativa norteamericana CIA (Agencia Central de Inteligencia). 

Por ejemplo, se acusa a Donald Trump de ser el autor intelectual para resquebrajar la estructura económica de China. De hecho lo ha estigmatizado como “el virus chino”. Funcionarios chinos han manifestado que el Covid-19 es una enfermedad estadounidense que se introdujo por miembros del ejército que fueron a Wuhan en octubre del año pasado. Estados Unidos respondió vía Tom Cotton (Senador) que el virus fue manufacturado por el gobierno chino como arma biológica en contra de EE. UU.  La defensiva de China ha sido autoetiquetarse como potencia responsable al enviar material y ayuda a otros países. Piensan con visión, actúan en consecuencia.

Declaraciones de ambas superpotencias han ido y venido estos días, en tanto el COVID-19 sigue su macabra danza. ¿En medio de qué estamos? 

Las películas de espionaje han sido mis favoritas de todos los tiempos. He disfrutado tramas excelentes, admirado a escritores y directores cinematográficos, a icónicas figuras interpretadas por Sean Connery, Roger Moore, Matt Damon, Tom Cruise, Alec Baldwin, Ben Affleck; Jude Law y otros tantos. También he leído una cantidad respetable de libros de este género. Pero esto no es como las películas y los libros, donde alguien arrebata -previa larga trama- un microchip de manos malignas que desean destruir al mundo. Ni es evitar que algún perverso aplaste el legendario botón rojo que acabará con la humanidad. 

China, el gigante asiático por excelencia ha tenido una caída significativa en su producción industrial y de inversiones, algo así como un 13,5% interanual. Están urgidos y en acción constante para recuperarse.  Les sobra inteligencia y al presentarse ante el mundo como una potencia responsable lanzan al mundo su otra cara en un afán de minimizar o lavar la percepción mundial de que ellos fueron los culpables y por ello están trabajando sin descanso para hallar la vacuna. Y EEUU también lo está haciendo. Cada declaración que surge de uno sobre los avances para la cura, el otro lanza información tratando de superar al primero. 

Es la guerra de dos superpotencias en tanto el COVID-19 hoy, como antes el SARS (Síndrome Respiratorio Agudo) y otros que habrán de venir, son utilizados como armas de combate en la lucha por la imagen pública y el liderazgo mundial.

Al final, la fantasía y la realidad han cruzado sus caminos.

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